FNYH elabora un estudio sobre áreas de exclusión eólica en Cantabria que quiere el Gobierno regional tenga en cuenta

Es un documento "pionero" que apoyan otras 18 organizaciones conservacionistas

La Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) ha presentado el estudio que ha realizado, y que apoyan otras 18 organizaciones conservacionistas, sobre las áreas que, por su valor en cuanto a biodiversidad, deberían excluirse en Cantabria a la hora de instalar parques eólicos. Dentro de las zonas más valiosas, figuran, entre otras, la Montaña Occidental, gran parte del área de Valderredible, la Montaña Pasiega y toda la Montaña Oriental y Costera.

El estudio, elaborado a lo largo de un año y en el que han participado numerosos expertos, delimita zonas de exclusión del desarrollo eólico basándose en la conservación de especies y hábitats prioritarios en Cantabria, sus ecosistemas y sus espacios naturales.

Sus responsables pretenden que este documento "pionero" sea tenido en cuenta por la Administración regional, y las de otras comunidades autónomas, a la hora de "redefinir" el mapa de la energía eólica en la Comunidad Autónoma.

Según el presidente de FNH, Carlos Sánchez, que ha dado a conocer el estudio en una rueda de prensa junto a los responsables de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, y de WWWF, Juan Carlos del Olmo, dos de las asociaciones que lo suscriben, la información contenida en el estudio "llega a tiempo" de que sea tenida en cuenta para el desarrollo eólico de Cantabria, ya que el procedimiento se encuentra en una primera fase.

Además, ha destacado que, aunque este informe establece una "mayor protección" que el elaborado en su día por la Universidad de Cantabria, al proceder de organizaciones ambientales, existe una "gran coincidencia" de zonas entre ambos. En cualquier caso, ha recalcado que el de la Fundación Naturaleza y Hombre no descarta "totalmente" ninguno de los polígonos previstos inicialmente y en los que se han adjudicado potencias.

El estudio se ha presentado también esta misma mañana al consejero de Medio Ambiente, Francisco Martín, al que, según Sánchez, le "ha gustado" la propuesta, aunque no se ha pronunciado sobre la misma, dado que primero se tendrá que analizar por parte de los departamentos del Gobierno regional implicados.

El responsable de FNYH ha destacado que el documento tiene una "lectura positiva" de tratar de conservar las zonas "más valiosas" por su biodiversidad, está "abierto" a aportaciones y mejoras y, sobre todo, "nace de la sociedad civil", al no haber contado con "ningún" tipo de ayuda ni colaboración por parte del Gobierno o empresas, por lo que tiene una "absoluta independencia" de criterios en todos los aspectos.

Ha explicado que la propuesta ha sido ejecutada en cumplimiento de las recomendaciones y de la resolución de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y pretende ser una herramienta, exportable a otras comunidades, para evaluar las repercusiones de la instalación de los parques en Cantabria.

La metodología utilizada se divide en cuatro fases: identificación de los principales impactos del desarrollo eólico; valoración de especies y sus hábitats; inventario y diagnóstico de los valores ambientales; y valoración de la sensibilidad. En ese último apartado, figuran tres categorías: sensibilidad extrema, alta y media.

Sensibilidad extrema

La primera abarca zonas de excepcional valor natural que presentan gran vulnerabilidad a la implantación de parques eólicos, salvo excepciones "muy puntuales". En esta categoría se incluirían las zonas citadas anteriormente, así como áreas "bastante degradadas", como la comprendida en la autovía que comunica Torrelavega con Reinosa, y una de pinar al sur, por Valderredible.

En estas áreas, el estudio propone establecer áreas periféricas de protección (llamadas buffer) para especies, bien en peligro de extinción, como el alimoche común, o bien que tienen una alta concentración en ellas, como el buitre leonado, y que sufren muertes masivas debido a los aerogeneradores.

Esta categoría incluye también espacios naturales catalogados, como LIC, ZEPA, hábitats de interés comunitarios o de excepcional valor no protegidas, como los montes Hijedo, Canales y Tejas, donde también se piden franjas de protección periféricas.

La categoría de sensibilidad alta abarca áreas donde disminuyen las especies en peligro de extinción y también los planes de protección, criterios que aún se rebajan más en el caso de las de sensibilidad media. ((Habrá ampliación))

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