[#littlesecretfilm] El homenaje 'giallo' de Jordi Costa a la canción italiana

Siguiendo el manifiesto cinematográfico que propone películas filmadas en 24 horas y distribuidas libremente por internet, el crítico de cine de 'El País' realiza un largometraje sobre la fuerza destructora del amor y los clásicos de la canción italiana. Por DANIEL DE PARTEARROYO
[#littlesecretfilm] El homenaje 'giallo' de Jordi Costa a la canción italiana
[#littlesecretfilm] El homenaje 'giallo' de Jordi Costa a la canción italiana
[#littlesecretfilm] El homenaje 'giallo' de Jordi Costa a la canción italiana

Ahora que el proyecto #littlesecretfilm ya ha salido a la luz con el estreno simultáneo de los primeros 16 largometrajes realizados siguiendo las normas de su decálogo, en CINEMANÍA iniciamos una serie de reseñas donde recomendaremos las propuestas más llamativas entre las auspiciadas por el manifiesto, aquellas que no puedes dejar escapar. Recuerda que todas pueden verse de forma gratuita a través de su página web. Empezamos con Piccolo Grande Amore, la película dirigida por Jordi Costa, crítico de cine de El País, y protagonizada por Ana Bettschen, María José Gil, Eva Marciel, Ignatius Farray, Josué Tarapuez, Emilio Gavira y Eva Llorach.

"La canción no es lo más importante, lo más importante es la vida" dice una de las integrantes del Club para la Apreciación de la Gran Canción Italiana después de marcarse una interpretación a cappella de Cuore, de Rita Pavone. Esa es la fascinación que envuelve Piccolo Grande Amore, el efecto que sobre la realidad de la vida pudieran tener las tonadas clásicas de la canción italiana, con su exaltación de los sentimientos, abstractas pasiones hiperbólicas e invocaciones continuas de la tragedia afectiva. En el filme, una inquietante comunidad online de aficionadas a ese género musical decide reunirse para verse las caras por primera vez en una quedada muy poco inocente mientras un excéntrico vagabundo interpretado por el humorista extremo Ignatius Farray —que podría protagonizar una buena buddy movie (o un bromance abisal) con el M. Merde de Denis Lavant— intenta ganar aliados para detener una catástrofe inminente.

Jordi Costa pone así en relación dos fenómenos capitales y sincrónicos de la cultura popular italiana que se desarrollaron en paralelo durante la década de los 70: el auge de la canción ligera y sus cantantes lanzadas al estrellato por el Festival de San Remo y las películas gialli de directores como Dario Argento y Mario Bava. De todas formas, no se trata de un homenaje explícito al giallo donde domine la cita a sus estereotipos, sino más bien lo contrario, una apropiación sigilosa y casi clandestina de algunos de sus temas. No hay tijeras rebanando gaznates, pero sí un Mal que flota en el ambiente. Porque Piccolo Grande Amore es ante todo un musical melodramático frontal y despojado, donde las canciones de Mia Martini, Patty Pravo, Mina Mazzini, Nada Malanima o Claudio Baglioni son recuperadas y registradas como mensajes en clave, premoniciones donde, quizás, encontrar extraños conjuros.

Farray, excesivo, alucinado y cerca de lo insufrible (tómese como algo positivo, según el nivel de tolerancia del espectador hacia su registro), ejerce el papel admonitorio que tomaría Mostrenco —álter ego de Costa en los cómics realizados junto a Darío Adanti, como Mis problemas con Amenábar (también de notoria urgencia pre-apocalíptica)— y da la clave en una aproximación hermenéutica sobre nada menos que un videoclip de Pimpinela. Es uno de los grandes momentos del filme, donde se alterna exposición y canto. Ocurre lo mismo con las experiencias iniciáticas que relatan cada una de las integrantes del club en estupendos monólogos que saben como paladear el lenguaje. Dicha alternancia va marcando el ritmo de una película que también parece toda ella un esfuerzo a cappella, de humor esquinado y, por ratos, insólita, estridente y fascinante.

Piccolo Grande Amore

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