2017: El año en el que las mujeres dominaron la taquilla

Hacía 50 años que no ocurría y, la verdad, ya iba siendo hora: según las estadísticas de rigor, las tres películas más taquilleras de 2017 en EE UU están protagonizadas por mujeres. Los éxitos combinados de Wonder Woman (412 millones de dólares), La bella y la bestia (504 millones) y, sobre todo, Star Wars: Los últimos Jedi (531 millones) han logrado que el top 10 anual de la superpotencia resulte más femenino que nunca desde 1958, cuando Al sur del Pacífico, Tía y mamá y La gata sobre el tejado de zinc dominaron la venta de entradas.

Por otra parte, según indica Forbes, las cifras del año pasado proporcionan más sorpresas. Mientras que Logan (226 millones) se ha hecho con el noveno puesto del ranking, pese a su calificación 'R', Déjame salir aparece en la posición 16 con 175 millones. Un logro que tampoco parece gran cosa… hasta que recordamos que el filme de Jordan Peele tuvo un presupuesto de 4,5 millones, y que ha quedado por encima de superproducciones como Piratas del Caribe: La venganza de Salazar (172 millones, puesto 18) y de Transformers: El último caballero (130 millones, puesto 23). Y que una película de terror dirigida y protagonizada por afroamericanos no es, a priori, material para obtener un éxito financiero.

Asimismo, la lista está llena de películas altamente rentables. Es decir, de títulos que han conquistado al público pese a haber costado relativamente poco. El caso más evidente es el de It (en el puesto 6, con 327 millones y 35 millones de presupuesto), pero también podemos mencionar Múltiple (puesto 22, 138 millones contra unos costes de 9 millones), la comedia Juerga de chicas  (puesto 25) y, en el 27, esa Baby Driver que se convirtió en uno de los éxitos del verano.

Ahora que Hollywood se queja de haber perdido público, tal vez estos resultados sirvan para que se lleve una lección: atender a las mujeres y a las minorías, así como dar cancha a proyectos con menos espectáculo y más ideas, puede ser una solución para su crisis. Claro que, si los ejecutivos aún no han aprendido tras todas estas décadas, cualquiera confía en que empiecen a darse cuenta ahora.