Tejero amenazó con hacer una hoguera con los muebles del Congreso si le quitaban la luz

  • El Congreso de los Diputados publica el acta secreta que el entonces presidente del Congreso, Landelino Lavilla, encargó a los cuatro secretarios.
  • Fue redactada el día 15 de marzo de 1981 por Victor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono.
  • Según este testimonio, al Congreso entraron, además de la Guardia Civil, miembros de la División Acorazada, de la Policía Militar, un Capitán de Navío y un hombre joven vestido de civil con un fusil-ametralladora.
  • PDF: Consulta el contenido íntegro del acta secreta del 23-F en el Congreso.
El Teniente Coronel Antonio Tejero, el 23-F en su asalto al Congreso.
El Teniente Coronel Antonio Tejero, el 23-F en su asalto al Congreso.
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El Teniente Coronel Antonio Tejero, el 23-F en su asalto al Congreso.

El Teniente Coronel Antonio Tejero ordenó hacer una pira con muebles del Congreso en medio del hemiciclo si desde fuera le cortaban la luz.  Los diputados, que llevaban ya casi cuatro horas retenidos por unos 40 agentes de la Guardia Civil armados, le advirtieron a gritos de los riesgos que suponía hacer una hoguera siendo todo el edificio de madera. Tejero desistió, pero dio órdenes a sus agentes de abrir fuego a cualquiera que intentara salir del hemiciclo si se iba la luz.

Estos detalles se conocen ahora, cuando se cumplen 30 años del Golpe de Estado del 23-F y el Congreso de los Diputados ha levantado el secreto de los documentos oficiales que recogen lo acontecido dentro del edificio entre las 18.23 horas del 23 de febrero de 1981 y el mediodía del 24 de febrero.

El documento, de gran valor histórico y que 20minutos pone a su disposición íntegro (35 páginas), fue redactado el 15 de marzo de 1981 por los secretarios del Congreso (Victor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono), a petición del entonces presidente del Congreso Landelino Lavilla.

Zarandeos, gritos y disparos

Los secretarios se basaron en sus propios recuerdos, así como en las cintas magnetofónicas facilitadas por RTVE y la Cadena Ser, puesto que los guardias civiles que ocuparon el Congreso no les dejaron escribir durante el asalto.

Eran las 18.23 horas del 23 de febrero cuando se escuchan "gritos, voces y disparos procedentes del exterior del Salón de sesiones". Así empieza un detallado resumen de la toma violenta del Congreso por parte de un jefe de la Guardia Civil, Antonio Tejero, y de "distintas personas armadas y con el uniforme de la Guardia Civil".

El primero en plantar cara al Teniente Coronel Tejero fue Manuel Gutiérrez Mellado, entonces vicepresidente primero del Gobierno, que fue "zarandeado violentamente por varios elementos armados". En ese momento se produjeron los primeros disparos y ráfagas de fusil ametrallador. El documento recuerda como fueron cacheados el presidente, Adolfo Suárez, y los vicepresidentes.

Un posible corte de luz

El primer mensaje de los ocupantes corrió a cargo del capitán de la guardia Civil Jesús Muñecas. Subió a la tribuna a decirles a los diputados que no iba a ocurrir nada, pero que había que "esperar un momento a que venga la Autoridad Militar competente para disponer lo que tenga que ser". Según sus predicciones, eso tardará una media hora a lo sumo.

Reiteradamente el presidente del Congreso, Lavilla, solicita hablar con el Jefe de la fuerza ocupante, pero se lo niegan. Adolfo Suárez, sobre las 19.35 horas, también se dirige a los asaltantes diciendo: "¡Quiero hablar con el que manda la fuerza!". Suárez se pone en pie y le mandan sentar al grito de "¡Se siente, coño!".

Los ocupantes leyeron los comunicados del capital General Milans del Bosch en los que anunciaba que se hacía cargo del mando de su región militar ante los acontecimientos en la capital. El estado de tensión es máxima. Es entonces cuando el secretario cuarto, José Bono (hoy presidente del Congreso), le manifiesta a Tejero su preocuapción ante un posible corte del suministro del fluído eléctrico, "indicando que se carece de un generador propio de corriente". Bono pide "calma" para "evitar consecuencias irreparables".

Un civil portando un fusil

Tejero grita a los suyos: "Si hubiera un apagón de luz en la puerta donde estén, al recibir un roce en el cuerpo, hagan fuego". El documento recuerda que ya había habido inflexiones de luz y ciertos parpadeos en los focos del hemiciclo. Entonces Tejero ordena a los ujieres que traigan sillas del exterior y les ordena que si se corta la luz se prenda fuego al material acumulado. Varios diputados le gritan que todo es de madera. Ante el riesgo evidente, Tejero detiene la operación y solicita que traigan velas.

Durante esa noche, los secretarios vieron entrar "dos veces" al hemiciclo a un Capitán de Navío, Camilo Menéndez, a varias personas con uniformes de la División Acorazada y de la Policía Militar. También destacan la entrada "en varias ocasiones" de un hombre "joven, de fuerte complexión, que vestía pantalón azul y anorak verde, armado con un fusil-ametrallador y llevando, casi siempre, un puro en su mano izquierda".

De madrugada los Diputados eran vigilados cada vez que tenían que ir a los servicios, algo que hacían de uno en uno. Los ocupantes les ofrecieron cigarrillos y agua. Además, recuerdan como les exigían constantemente que guardaran silencio y que no se movieran de sus asientos. Varios de los diputados fueron atendidos por médicos y las mujeres diputadas, aunque se resistieron, abandonaron el Congreso antes de que terminara el asalto, convencidas por sus compañeros.

Enfrentamiento con Fraga

Uno de los momentos que recuerdan los secretarios, ya a primera hora de la mañana del 24 de febrero, es el enfrentamiento que tuvo Manuel Fraga con el propio Tejero. Fraga se levantó de su escaño e hizo ademán de marcharse. Sonó el "chasquido característico de montar las armas", según el informe. Fraga dijo: "Yo ya no aguanto más... Disparen contra mí (abriéndose la chaqueta)". Le ordenan callar y quedarse quieto. Fraga se dirige directamente a Tejero "Le hago notar que me ha puesto la mano encima", le dice. "¡Las dos!" responde chulesco Tejero. "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio", termina Fraga, que sin embargo no puede abandonar el salón de plenos.

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