Un ex guardia civil que participó en el 23-F: "Nos deberían haber expulsado a todos del cuerpo"

Imagen del 23 de febrero de 1981, durante la intentona de Golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados.
Imagen del 23 de febrero de 1981, durante la intentona de Golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados.
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Imagen del 23 de febrero de 1981, durante la intentona de Golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados.

"Nos deberían haber expulsado del cuerpo a todos los que allí estuvimos", es la reflexión de Manuel Martínez, uno de los guardias civiles, ya retirado, que entró en el Congreso de los Diputados la tarde del 23 de febrero de 1981.

"Lo digo ahora y lo dije hace 30 años, la tropelía de aquello fue de tal magnitud que todos teníamos que haber dejado la Guardia Civil", ha añadido Martínez, quien asegura que sigue sin entender "muchas cosas".

Este guardia civil, asegura que se retiró debido a que un superior le hacía "la vida imposible" a causa de su actividad sindical.

Martínez confronta esas dificultades por su "defensa del proceso democrático" con el hecho de que "otros que participaron activamente en el 23-F" ascendieron de rango, continuaron con su carrera e, incluso, fueron condecorados por sus años de servicio".

"A estas dudas me refiero", manifiesta el ex guardia civil, que fue absuelto del 23-F por efecto del denominado "pacto del capó", por el que se eximía de cualquier responsabilidad a aquellos guardias civiles cuyos rangos fueran inferiores al de teniente.

Relata que aquella noche, con 21 años y un subfusil al hombro, fue conducido hasta el hemiciclo "sin saber muy bien qué pasaba". "Lo supe cuando llegué y entré", añade.

"En uno de los pasillos había una pila de armas cortas y yo pensé que serían de ETA y que, al parecer, el supuesto comando que había entrado al Congreso ya había sido desarmado", relata Martínez.

Minutos después supo que las armas eran de los escoltas y de los policías de servicio. "Era un golpe de Estado y allí estaba Tejero", continúa en su relato.

"Nadie contó con nosotros (en alusión a los guardias civiles de menor rango), que es lo que siempre ha ocurrido en este cuerpo armado. Nos utilizaron para que quienes manejaban la trama alcanzaran su beneficio", asegura Martínez.

Preguntado sobre los numerosos testimonios, publicaciones y conversaciones que año a año salen a la luz cuando llega esta fecha, Martínez es de la opinión que "sólo cuando los verdaderos protagonistas se decidan a hablar se acabarán las especulaciones".

Asegura que ha leído casi todos los libros que se han publicado sobre aquella noche, pero se decanta en sus preferencias por Anatomía de un instante, de Javier Cercas.

"Ha sido valiente a la hora de escribir y razonar, pues describe lo que muchos pensamos, con independencia de que cada uno le dé la credibilidad que quiera", afirma este ex guardia civil.

Entrada ya la mañana del 24 de febrero de hace 30 años, Manuel Martínez cuenta: "Al ver que aquello no había cuajado, lloré".

Fue entonces cuando el diputado Ernest Lluch (asesinado por ETA en noviembre de 2000) le dijo: "Chaval, tranquilo. No pasa nada".

"Eso es, que no pasó nada, y que quienes participamos de aquello no fuimos sancionados", reitera Martínez.

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