Un grupo de 300 manifestantes pro gubernamentales atacó este sábado con piedras y posteriormente con armas de fuego a un millar de activistas que se concentraban en las puertas de la Universidad de Saná para exigir reformas políticas.

Como resultado, al menos una persona ha muerto y varias resultaron heridas por los disparos de un grupo de simpatizantes del Gobierno yemení contra una manifestación de activistas opositores al régimen en la Universidad de Saná, según informaron varios testigos.

Cuando comenzaron los enfrentamientos en la puerta del campus, escenario de similares protestas los días pasados, las fuerzas de seguridad no habían hecho acto de presencia. Al menos tres personas resultaron heridas por el impacto de piedras.

La policía acudió al lugar después de que hubieran comenzado los disparos y mantiene rodeado un edificio en el que se refugiaron varios fotógrafos.

Este viernes, alrededor de 4.000 personas marcharon desde la Universidad de Saná hasta la fachada del edificio donde se ubican las oficinas de la televisión qatarí Al Jazeera.

La marcha fue disuelta por la policía y matones partidarios del régimen que atacaron con sables, bastones y piedras a los manifestantes.

Este sábado se ha vuelto a convocar una manifestación en la ciudad meridional de Taiz, donde el viernes murió una persona y 30 resultaron heridas por la explosión de una bomba casera lanzada por un desconocido desde un coche en marcha contra un grupo de manifestantes antigubernamentales.

El suceso tuvo lugar en la céntrica plaza Al Horria (la libertad), y según responsables de los servicios de seguridad.

Este viernes también, otros tres activistas perdieron la vida en la ciudad de Adén, en el sur del país, por los disparos de la policía cuando intentó dispersar una concentración.

Desde el pasado día 12 de febrero, Yemen ha sido testigo de numerosas manifestaciones que estallaron inmediatamente después de la renuncia del presidente egipcio Hosni Mubarak, un día antes, tras 18 jornadas de protestas en varias ciudades del país.

La presión de los grupos de la oposición yemení forzó el pasado 2 de febrero al presidente de Yemen Ali Abdalá Saleh, en el poder desde 1990, a dar marcha atrás a unas reformas constitucionales con las que buscaba perpetuarse en el poder.