Bastante más lejos (unas seis horas por carretera) está el santuario de Abu Simbel, la más grandiosa construcción de la historia egipcia. Pero no todo son templos y jeroglíficos...
La ciudad sin límites
La parte más humana se encuentra en medio del desierto, donde la miseria y el conformismo conviven entre chabolas y mercadillos. Son los poblados nubios, que se pueden atravesar en camello. Es interesante visitar sus viviendas, donde habitan hasta veinte miembros de la familia. Reciben a los turistas con carcadé (té a base de flores de hibisco), henna para tatuar y una cachimba.
Luxor también tiene sus tesoros: el templo de Luxor y Karnak, y, sobre todo, el Valle de los Reyes, donde se halla, entre otras maravillas, la tumba de Tutankamón.
El típico circuito pasa por Kom Ombo, Esna, Edfu... hasta El Cairo, centro del bullicio, el caos y el regateo. El museo y el mercado Khan el Khalili son visitas obligadas. Pero lo más sorprendente es la Ciudad de los Muertos, un cementerio donde habitan dos millones de personas a cambio de cuidar las tumbas. Y, por supuesto, las pirámides y la esfinge de Gizah.
No olvides que antes...
... tienes que renovar el pasaporte, si caduca antes de seis meses. Puedes pagar casi todo en euros, aunque el cambio no favorece. Cuanto más dinero suelto, mejor, lo necesitarás en el regateo. No te fíes del precio inicial, porque el real puede ser hasta un 5%. Piensa que un euro allí tiene un valor de unas mil pesetas. Bebe sólo agua mineral. Lleva todo lo que te sobre por casa: utensilios, ropa, juguetes... Toda ayuda es poca, te lo agradecerán
Si hay tiempo, visita Alejandría, máximo ejemplo de la evolución occidental del norte del país.
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