La Audiencia condena a un hombre a 17 años de cárcel por matar a su suegro tras abandonarle su mujer

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a 17 años, ocho meses y 15 días de prisión por matar a su suegro de un tiro en la cabeza tras abandonarle su mujer, contra la que tenía impuesta una orden de alejamiento. El condenado dijo, en su declaración en el juicio, que la escopeta se disparó en un forcejeo entre él y su suegra, y que desconocía si la bala le había alcanzado a la víctima.
Ciudad de la Justicia
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La sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a 17 años, ocho meses y 15 días de prisión por matar a su suegro de un tiro en la cabeza tras abandonarle su mujer, contra la que tenía impuesta una orden de alejamiento. El condenado dijo, en su declaración en el juicio, que la escopeta se disparó en un forcejeo entre él y su suegra, y que desconocía si la bala le había alcanzado a la víctima.

El ministerio fiscal pedía para el hombre una pena de 22 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas, mientras que la defensa reclamaba una condena de cinco años y un día de prisión por un delito de homicidio. Alegaba que su cliente tenía mermadas las facultades volitivas.

Sin embargo, el tribunal ha acordado condenar al acusado a 17 años y ocho meses de prisión por un delito de asesinato consumado con la concurrencia de las circunstancia atenuante analógica de trastorno de la personalidad, y por otro de tenencia de arma larga de fuego reglamentada, para la que carecía de la licencia o del permiso necesario. También le ha condenado a indemnizar con 150.000 euros a la mujer de la víctima, y con 13.000 euros a cada uno de sus dos hijos —uno de ellos su expareja—.

El tribunal considera que el hombre actuó de manera "personal, voluntaria y consciente", con la circunstancia de alevosía, al acceder con un arma a la casa de la víctima y dispararle a quemarropa, "impidiendo cualquier maniobra defensiva".

Además, entiende que la descripción de las lesiones en la cabeza —provocadas a la víctima— resultan "poco compatibles" con la versión ofrecida por el condenado, quien en su favor alegó que tuvo que disparar el arma entregada por su suegra a la víctima. "Esto debe descartarse por aquéllas matizaciones relativas a la dirección del arma y la puntual circunstancia de que los moradores habían entregado las que tenían unos días antes", contempla.

Junto a ello, el tribunal agrega que la decisión de huir del condenado, "alegando después que era por miedo a las represalias", no tenían sentido si no hubiera sido él quien hubiera decidido acabar con la vida de su suegro.

Según consta como probado en la sentencia, las relaciones entre el condenado y su mujer, con la que se encontraba casada por el rito gitano y con la que tenía tres hijos, alcanzaron tal grado de enfrentamiento que incluso fue necesaria la adopción de medidas cautelares por los juzgados de Violencia sobre la Mujer.

Su entonces pareja decidió así volver al domicilio paterno, en un bajo de Valencia, en el que permanecía junto con sus hijos y sus padres. Como el hombre no aceptaba esta decisión, comenzaron los conflictos con la familia.

Así, tres días antes de suceder el incidente, el hombre llamó a la mujer y le advirtió de que tomaría medidas si no regresaba a su domicilio con los hijos comunes. Al no hacerlo, el 1 de mayo de 2008 se presentó en la vivienda de su suegro cargado con una escopeta de perdigones, y se dirigió hacia el interior.

En el exterior se encontraban su pareja, su suegra y una sobrina. La suegra se escondió en el baño de la vivienda, al pensar que le quería matar a ella. Por su parte, la sobrina se fue a avisar a la víctima, que se encontraba en una nave contigua próxima, y acudió al domicilio provisto de una barra de hierro empleada para bajar la persiana.

El suegro se escondió en una de las habitaciones de la casa que correspondía con el dormitorio, en la que entró el acusado de inmediato y, sin darle tiempo a su defensa ni a la utilización de la barra que portaba, le disparó en la cabeza, lo que le produjo un estallido craneal con múltiples facturas, y consecuentemente la muerte.

Todavía provisto del arma, el hombre salió del domicilio gritando 'ese ya no vive más', y se marchó en su vehículo hasta la localidad valenciana de Riba-roja del Túria, donde informó a su familia de lo ocurrido. Luego fue a casa de su tío, en Navarrés, quien le recomendó que se entregara a la Policía, por lo que optó por abandonar la vivienda. Sin embargo, fue detenido sobre las 21 horas del día 2 de mayo. ANTECEDENTES

Antes de este incidente, el acusado ya intentó matar a su suegro en otras dos ocasiones, aunque estos hechos no han sido reconocidos por el hombre. El primero fue el 4 de marzo de 2008, cuando se presentó en la calle en al que vivían sus suegros armado con una escopeta y efectuó varios disparos a los familiares de su mujer, entre los que se hallaba su padre.

El segundo intento tuvo lugar el 18 de marzo del mismo año, cuando el hombre se introdujo con un vehículo en la calle en la que vivía su suegro, quien se encontraba sentado en una silla frente a la vivienda, e intentó atropellarle, algo que no consiguió al levantarse rápidamente.

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