Cuando Jane Badler entra en una sala llena de periodistas de televisión no hay duda de que esta leyenda de la ciencia ficción conserva a sus 57 años un algo muy especial. Todos la recuerdan por ser la malvada Diana de V que comía ratones. Ahora rescata su mono rojo para el remake de la serie.

¿Cómo se siente al revivir a la mítica Diana?

Muy emocionada, pero es una sensación agridulce. Siempre me sorprendió que el personaje hubiera tenido tanto éxito como para perdurar en el tiempo. La posibilidad de poder recrearla con más madurez me fascina.

¿Por qué le sorprende que haya perdurado?

Han pasado ya 25 años y eso es mucho tiempo. Cuando haces un papel nunca piensas que vaya a perdurar más que cualquier otro. En este caso fue así. Soy una persona que utiliza mucho Facebook y siempre me sorprende ver que hay fans jóvenes que han vuelto a ver la primera versión de V.

¿Cuál es el secreto del éxito de una serie como V?

V tocó unos temores sociales y políticos que había en aquel momento. Aquellos en los que un gran poder podía meterse en las mentes de las personas, quizá había algún tono de pensamiento del fascismo o el nazismo. Otro punto fuerte eran los efectos especiales, que sorprendieron mucho a la audiencia. La ciencia ficción interesa mucho al público y de alguna manera hemos tomado el relevo de Battlestar Galactica.

¿Cómo ha sido rodar con los efectos especiales de ahora?

Antes nos teníamos que poner todo tipo de aparatos, maquillajes especiales... todo se hacía en el plató. La famosa secuencia en la que me trago una rata tardamos dos días en rodarla. Desde entonces, las cosas han cambiado mucho y ahora con el croma se pueden hacer maravillas. Tardé varios episodios en acostumbrarme a rodar así.

Pero ¿cómo le llegó la oferta?

Tengo que confesar que fue muy complicado conseguir el papel. Sentía que era la única que podía interpretar a Diana, pero la gente de la cadena no lo tenía muy claro. Así que me tuve que presentar a los castings y competir con gente de renombre. Me alegro de haberlo logrado, porque me habría molestado muchísimo ver a otra Diana que no fuese yo.

¿Ha cambiado mucho su personaje en estos años?

La Diana de los ochenta era muy dura, ambiciosa, malvada, con unas connotaciones sexuales muy importantes... ahora la vemos más sabia y tranquila, aunque si rascas un poco, ves que sigue siendo muy cruel.

Ha rodado dos filmes en España, ¿qué recuerdos tiene?

Recuerdo que en Oro fino, la primera película que hice aquí, todo el reparto era internacional, menos el director, que solo hablaba en español. Fue bastante difícil entendernos: para salir a escena te daba un empujón (risas). La segunda que hice fue Lluvia de otoño. Aprendí mucho sobre el vino español y un torero me regaló hasta una oreja después de una corrida... creo que quería ligar conmigo.

¿Le gustaría volver a trabajar aquí?

Me encantaría volver, pero antes tendré que aprender español (risas).

También es cantante...

Es algo que ya combinaba con mi trabajo de actriz, pero no componía mis propios temas, así que después de un tiempo lo dejé. Hace unos años lo retomé cuando conocí a un compositor con el que he hecho dos álbumes. Es una música diferente que habla mucho de mis experiencias y de mi vida como mujer, actriz y ser sexual. Me permite expresarme a mí misma y eso me encanta. TNT. Lunes, 22.15 h.