Carmen Roche. Le apasiona la danza. Ha sido bailarina en las mejores compañías del mundo, además de alumna de Maurice Béjart y Antonio el bailarín. Ahora es empresaria y dirige su compañía.

«La pirueta más dura de todas ha sido ser madre»

Trabaja con su hijo. A este bailarín lo conoce bien...

Sí, nos conocemos desde hace mucho, aunque el otro día dijo que no se acordaba mucho de cómo era yo de joven (risas).

¿A quién se parece Víctor?

La fortaleza vital es como la mía. Además tiene un oído increíble. Es muy completo, es un artista de los de verdad, neto.

¿Se parece a su padre?

Padre e hijo son, eso creo que se notará en algo.

De las piruetas que ha dado, ¿cuál ha sido la más dura?

La más dura de todas ha sido la de ser madre. Lo demás nunca me costó.

¿Algún fracaso?

Esa pregunta es muy dura. Prefiero no contestar.

Se toma la vida con humor...

Sin duda, incluso en los malos momentos me he reído de mi misma.

¿Qué le pide a la vida?

A la vida nada. Al Gobierno una ayuda para la escuela, aunque mi verdadero deseo es ser abuela y eso no lo da el Gobierno (risas).

¿Cómo surgió la idea de hacer este ‘Otelo’?

El coreógrafo me lo propuso y me gustó la idea. Quería a Víctor como protagonista y yo acepté.

¿Está en forma?

Un preparador se ha ofrecido para ponerme en forma. Con mi edad es tan difícil ya...

Dicen que Víctor es un buen cocinero...

Una maravilla. Tiene mucha imaginación. Hace una pasta y unas ensaladas...

¿Le gustan los premios?

Nunca me dieron. Perdón... tengo la medalla de las Bellas Artes. Mírala, aquí está colgada.

¿Cree en el tarot?

No. Mi abuela estaba muy metida en eso y nos llevo a toda la familia a la ruina (risas). Hace mucho que no voy a que me lean las cartas.

Y el cine...

Me encanta el policiaco y el épico. Anoche vi por enésima vez Ben-Hur.

Bio

Carmen tiene 54 años y es zaragozana. Tiene dos hijos a los que adora y de los que nunca se separa. Es luchadora y tenaz en el trabajo. Adora ir al teatro y al cine y echa en falta un certamen potente de danza en Madrid.

Víctor Ullate. Estudió danza con Béjart y aprendió, casi sin darse cuenta, de sus padres, Carmen Roche y Víctor Ullate. Tiene un premio Max y este año podría obtener el segundo.

«Nunca quise ser bailarín, hasta que lo fui»

Su madre dice que quiere ponerse en forma...

Ella se refiere a adelgazar, en forma ha estado siempre.

¿Qué recuerdos tiene de ella de pequeño?

Ella trabajaba y trabajaba, pero siempre estuvo muy pendiente de nosotros.

¿Qué ha sacado de ella?

Unos buenos gemelos para bailar. Todo lo aprendí de ella.

¿Y de su padre?

El parecido es evidente. Todos dicen que físicamente somos iguales.

Mamá bailarina, papá bailarín... ¿No le cansó la danza?

Claro que sí. Yo nunca quise ser bailarín, hasta que lo fui. Eso fue a los 14 años. Nunca me obligaron.

¿Para cuándo los hijos?

Uf... Eso me pregunta mi madre a diario. Ahora no es el momento, aunque es algo que me hace mucha ilusión.

¿Sabe vivir mejor que su madre?

Sí, pero eso también se lo debo a ella. Hay algo que ella no ha sabido hacer, pero no se lo voy a contar...

¿Es Carmen muy exigente  como maestra?

Los profesores tienen que ser exigentes, pero mi madre además tiene un gran sentido del humor.

¿Le pesa que lo comparen con sus padres?

Ellos siempre han sido una ayuda. Nunca puse atención a lo que no quería oír.

Le encanta el cine...

Muchísimo. Es mágico, me entusiasma el montaje, la música, todo lo que lo compone.

¿Qué directores o actores le gustan?

Amenábar, Javier Bardem, Almodóvar...

Le salen muy bien las ensaladas...

Eso dice mi madre (risas).

¿Le gusta cocinar?

Prefiero que me inviten a comer en casa de los amigos.

¿Suele leer el horóscopo?

Qué va. Mi madre tiene un amigo que le dice cosas, pero es más amigo que vidente (risas).

¿Qué hará si le dan el Max?

Pues seguir trabajando.

Bio

Víctor tiene 32 años y nació en Bruselas. Le gustan los deportes de invierno y le encantaría trabajar en el cine. No le tira demasiado la cocina pese a que tiene fama de buen chef. Disfruta paseando cuando hace sol.