Su papel en Habitación en Roma, dirigida por Julio Medem, le ha supuesto a Natasha Yarovenko su primera candidatura al Goya como actriz revelación.

¿Cómo se entera uno de que puede ganar un Goya?

De pronto cogí el móvil, y al ver 20 llamadas perdidas pensé que algo estaba pasando. Y sí: un buen amigo, periodista, me lo confirmó. Fue algo maravilloso.

Y ahora, ¿cómo se siente?

Muy feliz, pero todavía no lo he asimilado. Soy la misma de siempre, pero están pasando muchas cosas alrededor.

¿Por qué es usted candidata?

Por algo muy simple: a lo largo de toda una película estamos dos chicas delante de la cámara. Ese era el reto más grande: aguantas toda la historia solo con dos personas, sin ninguna posibilidad de distraerte con otros personajes.

Suena bastante duro...

Sí, porque tampoco podíamos escondernos tras la ropa. Había que desnudarse en cuerpo y alma, y no es tan fácil.

¿Y lo más bonito del trabajo?

Pensaba que sería el rodaje, pero no, es ver a la gente emocionándose contigo. Recuerdo estar en el cine y ver a gente llorando y riendo con nosotras. Si no tienes mucha experiencia en esto, es una sorpresa enorme.

¿Ya la ha felicitado Medem?

Sí, y le hace muchísima ilusión mi candidatura. Le debo mucho, porque es una película de los tres: de Elena Anaya, del director y también mía.

¿Qué hará hasta el día 13?

Acabo de terminar de rodar El capitán Trueno, y tengo muchas cosas pendientes: ver gente, pagar facturas... Y, claro, empezar a mirar vestidos.

Antes de los Goya, ¿debe ver la gente Habitación en Roma?

Ojalá: se lo merece. Creo que es una película muy emocionante y a la que el tiempo hará mucho bien.