La principal testigo de la muerte del joven de Benicull afirma que el acusado le dio un golpe "fortísimo"

El acusado insiste en que no pretendía "hacerle ningún mal" y en que "fue un accidente"

La principal testigo de la muerte de Daniel Oliver, el joven de Benicull que falleció tras mediar en una pelea de pareja y recibir un golpe en el cuello cuando se encontraba en la Avenida de los Naranjos de Valencia a mediados de octubre de 2007, ha confirmado que el golpe que le propinó el acusado fue "fortísimo", con el puño cerrado, y tras correr hacia él. Ha indicado que su sonido se le ha quedado grabado.

Esta testigo, que ha prestado declaración por videoconferencia en el juzgado de lo Penal número 1 de Valencia, es la que estuvo más próxima al acusado y a la víctima en el momento de los hechos —a unos cinco o seis metros de distancia—. Su declaración obligó a suspender la sesión de juicio anterior, puesto que no podía prestarla, y esta vez se ha reanudado la vista con algo más de media hora de retraso como consecuencia de diferentes problemas técnicos.

Esta joven ha relatado con mucho detalle todo lo que observó el día del incidente, el 17 de octubre de 2007. Según ha comentado, a preguntas de todas las partes, se percató tras bajar del autobús cómo el acusado cogía la cabeza de su pareja y "la estampaba una y otra vez contra una valla".

En ese momento, observó que un joven —la víctima— salió corriendo hacia la pareja con el objetivo de detener al agresor, quien al percatarse de que alguien se dirigía hacía él, se giró y le dijo textualmente: '¿tú que quieres hijo de puta?'. Luego corrió hacia él hasta que se quedaron a un palmo de distancia. En ese instante, la víctima le dijo: 'nada, no pasa nada'.

A pesar de sus palabras, el acusado, que "estaba fuera de sí", le dio un puñetazo "en la nuez", con el puño cerrado. "Fue un golpe fortísimo, de hecho tengo el sonido grabado", ha comentado la testigo. Tras ello, la víctima, de 23 años, quedó inconsciente y con los ojos en blanco. En el momento en que caía hacia detrás, el acusado lo cogió y le tumbó en un banco. Ella ha comentado que no le vio golpearse la cabeza contra el suelo, pero el resto de testigos sí lo han confirmado y el informe forense también hablaba de un traumatismo craneoencefálico además de una herida en la tráquea —como posible consecuencia del puñetazo—.

El acusado le pedía a la víctima que no se muriera, algo que finalmente no pudo evitar tras pasar siete días en estado de coma en un hospital valenciano. Luego, empezó a decir a la gente que se había golpeado con el banco, pero "era mentira", según ha dicho.

La testigo ha descrito que la víctima era "más bajo y más delgado" y piensa que "no suponía ningún peligro". También ha señalado que nadie le advirtió al acusado de que venía un chico por detrás —tal y como relató la entonces pareja del acusado— y ha insistido en que el golpe se produjo "en posición estática", no de forma casual, como para "intentar quitárselo de encima", como mantiene el acusado.

De hecho, el acusado ha reiterado, momentos antes de que el juez dejara el caso visto para sentencia, que "fue un accidente" y que "no tenía ninguna intención de hacer ningún daño a nadie". "No tenía intención de hacerle ningún mal", ha repetido.

Escritos finales

Las diferentes partes de este procedimiento han elevado a definitivas sus calificaciones. En concreto, el ministerio fiscal ha mantenido la pena solicitada de dos años de prisión por un delito de homicidio imprudente, mientras que la acusación particular la ha elevado a los siete años, al estimar que hubo un dolo inicial y que el acusado sabía las posibles consecuencias que podía tener su actuación. Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución de su cliente o, en caso contrario, que se le condene a la pena mínima por una falta de imprudencia con resultado de muerte.

Esta última parte ha defendido, además, que el acusado actuó en legítima defensa, puesto que la víctima, que "pudo confundir los hechos y pensar que se trataba de un maltrato", acudió por detrás y se sintió "amenazado". "Se giró con el simple objeto de protegerse. La caída fue del todo accidental". A su juicio, "ha quedado acreditado que no tuvo intención ni voluntad de lesionar a nadie. Así que carece de dolo, culpa o ánimo. Es un hecho casual y fortuito", ha reiterado la letrada.

Frente a esta versión, tanto el fiscal como la acusación particular han insistido en que el golpe "no fue fortuito" y se han respaldado, principalmente, en la declaración de la último testigo, la que estuvo más cerca de los hechos. Su acción, según ha señalado el fiscal, "fue directamente decidida por él, sin mediar provocación o agresión previa".

Además, ha indicado —al igual que la acusación— que el acusado "debía de ser consciente de que un golpe suyo, al hacer vale tudo y ante su complejidad física, podía tener cierta entidad para cualquier persona".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento