Asanda estará "pendiente" por si se celebra el tradicional lanzamiento de la pava viva de Cazalilla

Se remonta a finales del s.XIX cuando dos familias se reconciliaron al enamorarse sus hijos y tiraron al animal como símbolo de paz

La Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda) ha asegurado que va a estar "muy pendiente" por si en Cazalilla (Jaén) se celebra el próximo 3 de febrero y con motivo de la festividad de San Blas el tradicional lanzamiento de una pava viva desde el campanario de la parroquia Santa María de la Magdalena.

En declaraciones a Europa Press, el vicepresidente del colectivo, Luis Gilpérez, ha hecho hincapié en que en el caso de que se vuelva a lanzar al animal interpondrán la correspondiente denuncia con el fin de luchar para que este tipo de actos deje de celebrarse.

En este sentido y a pesar de que desde hace unos años el Ayuntamiento asegura no estar implicado en la organización y son vecinos quienes de forma individual arrojan a la pava, Gilpérez ha dicho esperar que no se produzca el lanzamiento, como ocurrió en las fiestas del pasado mes agosto, en las que se repite esta costumbre aprovechando el retorno de muchos emigrantes en época estival.

"Al final es tan fácil como no permitir la subida a la torre", ha recordado en alusión a esa reedición de la fiesta, que, sin embargo, no llegó a tener lugar por motivos que no quedaron claros. De hecho, se habló desde la falta de una persona que arrojase al animal a una decisión del alcalde, el socialista Juan Balbín. De cualquier forma, fuentes presenciales indicaron entonces que "sí había gente que quería tirar la pava, pero al acabar la procesión se encontraron con la puerta de la iglesia cerrada", lo que creó un "enorme malestar" entre las personas que la esperaban.

La ausencia del lanzamiento causó "satisfacción" en Asanda, aunque sobre la posibilidad de que finalmente el próximo jueves no se arroje al animal, el vicepresidente ha sido algo más escéptico, ya que en esta ocasión sí se suele realizar una colecta entre los vecinos para abonar la multa que la Junta impone a quien tira la pava. "Lo pagan entre todos y es un cachondeo", ha apostillado.

El Gobierno andaluz sancionó al hombre que la tiró el 3 de febrero de 2010 con 2.001 euros, la menor cuantía de las previstas por una infracción administrativa en materia de protección de los animales tipificada como "muy grave" y por la que se puede imponer hasta 30.000 euros. Gilpérez ha lamentado que es "la mínima", por lo que aboga por considerar al Ayuntamiento al menos como responsable subsidiario al permitir que se repita. De ser así, sería reincidente y a la autoridad competente no le quedaría más remedio que incrementar la sanción, según ha dicho.

Apoyo a la fiesta

Frente a los detractores de esta fiesta, como este tipo de asociaciones protectoras de animales que denuncian el lanzamiento de la pava, se sitúan aquéllos que defienden su carácter tradicional sin que se haga daño al animal. Muestra de ello es, por ejemplo, la existencia en la red social Facebook del grupo 'Apoyo a la fiesta de la pava de San Blas-Cazalilla (Jaén)', cuyo objetivo es "mantener entre todos" esta costumbre.

En este grupo, que cuenta por el momento con 401 miembros, se recoge la leyenda sobre el origen de la fiesta, fotos y comentarios, así como una invitación para "comprobar personalmente" cómo el animal es guiado al campanario para su posterior suelta a la plaza sin que sufra daño alguno.

Al respecto, el propio Ayuntamiento detalla en su página web que el origen de esta costumbre se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando dos familias enfrentadas se reconciliaron al enamorarse el hijo de una con la hija de la otra y ambos se casaron un 3 de febrero, día en que una pava, "símbolo de riqueza y prosperidad, fue lanzada desde el campanario para hacer partícipe a todo el pueblo de que la paz había llegado a ambas familias". No obstante, también recoge que hay quien ubica esta costumbre en los sorteos populares con los que las cofradías de ánimas recaudaban fondos para sus fines.

En cualquier caso, se destaca cómo esta "fiesta centenaria" ha trascendido el ámbito local para convertirse en una fiesta comarcal que congrega a vecinos de localidades limítrofes como Mengíbar, Espelúy, Villanueva de la Reina, Lahiguera.

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