Citroën C5 Tourer HDi 200, una excelente alternativa

Las sutiles novedades del recién revisado Citroën C5 son, sin lugar a dudas, difíciles de apreciar, incluso en un segundo vistazo. La tira de luces de conducción diurna tipo LED, integrada en el grupo óptico, es quizá el elemento más evidente que ni siquiera los franceses son capaces de evitar. Por lo demás, el exterior casi no ha sufrido modificaciones, algo que los propietarios del modelo anterior del C5 seguro que sabrán apreciar y que, según la casa Citroën, tendrá como resultado unos precios estables en el mercado de segunda mano.

En este sentido, las novedades más interesantes se encuentran realmente debajo de la carrocería, concretamente en el vano motor. A partir de ahora este espacio lo ocupará uno de los motores diésel de cuatro cilindros más potentes del mercado. A partir de 2,2 litros de cilindrada, este propulsor diésel genera un par motor de 440 newtons/metro y, por lo tanto, tan sólo 10 N/m menos que el modelo más alto de la gama con motor diésel V6.

Con 204 CV de potencia se sitúa incluso al mismo nivel que los motores diésel de 4 cilindros de BMW y Mercedes y supera, por ejemplo, claramente el valor máximo de un Passat TDI (170 CV y 350 newtons/metro).

Sin embargo, resulta sorprendente que el Citroën no sea capaz de marcar una mayor diferencia con respecto al Passat en lo que a las prestaciones se refiere. La sensación es que es claramente más potente y tiene una respuesta bastante precisa a las órdenes del acelerador, sin perder por ello la sobriedad en la adherencia al suelo (tracción delantera).

Además, nos encanta el suave ruido de la combustión, que incluso llega a alcanzar el sonido del V6 HDI. El único defecto reside en que el consumo homologado de 6,1 litros del HDi 200 resulta de todo menos económico. Aunque su consumo es 0,1 litros inferior a un BMW 325d Touring automático de seis cilindros (también con 204 CV), éste supera en 0,8 litros el del Passat 2.0 TDI DSG. Parece que la culpa de esta cifra teórica relativamente alta es, por un lado, un peso total de más de 1,8 toneladas y, por otro, seguramente la ausencia de un sistema Stop/Start, así como el cambio automático con convertidor que, aunque es extremadamente suave, en ocasiones presenta un comportamiento algo perezoso.

En cambio, la caja de cambios automática montada de serie es perfecta para este francés que, dicho sea de paso, se suministra exclusivamente con una suspensión hidroneumática extremadamente cómoda. Ambos componentes logran una simbiosis de comodidad difícil de igualar, pese a sus neumáticos de serie de 18". La suspensión del C5 Tourer HDi 200 Exclusive tiene un comportamiento exquisito, se inclina ligeramente al trazar curvas muy pronunciadas y filtra de forma impresionante las irregularidades cada vez más presentes en las carreteras actuales. Tan sólo las juntas transversales parecen no gustar mucho a los amortiguadores. Es decir, se trata de un vehículo perfecto para ir en autopista.

Un buen complemento para los asientos de serie calefactables, de regulación eléctrica y con tapicería parcialmente en piel es el pequeño paquete de piel por 3.400 euros o (aún mejor) el enorme salpicadero revestido en piel por 5.900 euros. Equipado de esta manera los límites que le separan de la clase superior parecen desaparecer por sí solos, ya que detalles como los mandos centrales fijos del volante otorgan al C5 cierto aire de nobleza, a pesar de algunos consideren que se trata de un elemento al que primero es necesario acostumbrarse.

Sin embargo, a sus ocupantes no les resultará difícil aclimatarse a este coloso, ya que gracias a sus 4,85 metros de longitud la libertad de movimiento es algo que caracteriza al C5. El maletero del Tourer (modelo elegido por aproximadamente el 75% de los compradores en Alemania) continúa teniendo una capacidad de 530 litros, un volumen que debería ser suficiente para las excursiones familiares.

Con tantos aspectos positivos, parece lógico que el precio de un C5 Tourer HDi 200 Exclusive sea relativamente elevado. En su lujosa versión básica cuesta 32.000 euros con el descuento actual incluido. Sin embargo, los que deseen disfrutar de todo esto, además de pintura metalizada y navegador para mejorar aún más si cabe su estatus de coche de lujo, tendrá que desembolsar 42.000 euros. El Passat, tantas veces mencionado en estos casos, cuesta unos 3.000 euros más con el mismo equipamiento.

Gracias al nuevo motor HDi 200 del recién revisado C5, Citroën ofrece a los compradores ávidos de potencia una excelente alternativa a la (predominante) competencia alemana. En lo que respecta a la suavidad de marcha y al desarrollo de la potencia este propulsor se encuentra entre las mejores mecánicas diésel de 4 cilindros y es comparable con algún que otro 6 cilindros, también en lo que a potencia se refiere. Esto, a su vez, podría generar argumentos a favor y en contra en lo que respecta a la política de asignación de vehículos de empresa en el seno de una organización con mentalidad jerárquica, dado que a menudo un seis cilindros ya no es «ecológicamente correcto».

Lamentablemente, el consumo homologado del HDi 200 es, pese a contar con tan sólo 4 cilindros, igual de alto que alguno de los diésel más grandes, y claramente más elevado que el de un Passat Variant TDI de 170 CV. Sin embargo, es posible que para muchos compradores esto no suponga un impedimento. No obstante, una prueba de AutoScout24 podría aclarar hasta dónde llega la diferencia entre el valor real y las cifras oficiales de los modelos más económicos de la competencia.

Finalmente se plantea otra pregunta: ¿Estilo y exclusividad del otro lado de los Pirineos o uniformidad y cuidado aburrimiento del país teutón? A estos niveles, la diferencia de precio resulta más bien secundaria.