"He perdido mi autoestima y han anulado mi personalidad. Han conseguido que me produzca pánico venir al trabajo". Así acaba la denuncia que Ángeles, de 63 años, puso el verano pasado a la Inspección de Instituciones Penitenciarias para relatar el presunto acoso que llevaba sufriendo más de dos años por parte de un alto cargo de Prisiones: José Luis Poza, jefe de contratación.

La denuncia interna no ha hecho más que agravar su situación. De hecho, la funcionaria acosada, jefa del servicio de asistencia técnica, que ya estuvo de baja psicológica entre marzo y junio de 2010, vuelve a estarlo de nuevo. Además de cuadros de ansiedad y depresión, Ángeles, que lleva 38 años en Prisiones, ha empezado a tener problemas de caída de pelo y en las uñas.

Su situación es tan "intolerable" que los cinco sindicatos de Prisiones (Acaip, CC OO, Csif, UGT y USO) se han unido para pedir una investigación, ya que el supuesto acosador es un cargo de confianza de la Subdirección de Servicios. En su escrito, Ángeles explica que su trabajo se ha convertido en "intolerable e insoportable", lleno de "humillación y descalificaciones". Reconoce que hasta tiene miedo a ir al baño. «Tú no puedes hacer nada sin mi autorización, salvo ir a mear, y eso ya lo veríamos», le espetó su jefe, según la denuncia.

El PP también quiere investigar lo sucedido y va a pedir la comparecencia de Mercedes Gallizo, la secretaria general de Prisiones, "para que informe no sólo de este caso de acoso, sino de otros más de los que tenemos constancia", explica la diputada Carmen Navarro.

Prisiones asegura que abrió una investigación que concluyó que no había acoso y que, como marca la ley, está adaptando un nuevo puesto para ella porque no está en condiciones de hacer el que tenía.

Juan Figueroa, vicepresidente de Acaip, afirma que "hemos denunciado ante la dirección de manera reiterada los episodios de acoso laboral, siempre contra trabajadoras. La dirección se niega a intervenir". Los sindicatos denuncian además que otras cuatro trabajadoras también han sufrido las iras de Poza y han preferido el traslado a otra plaza, aceptando incluso un destino con categoría inferior.