Un caracol exótico africano amenaza la biodiversidad andaluza

  • Esta especie ha sido catalogada como una de las 100 especies más invasoras.
  • Este caracol puede causar diversas afecciones en los seres humanos.
  • Puede superar los 200 gramos de peso y alcanzar 30 centímetros de longitud.
Ejemplar del caracol gigante africano (Achatina fulica).
Ejemplar del caracol gigante africano (Achatina fulica).
YURI YASHIN / EFE
Ejemplar del caracol gigante africano (Achatina fulica).

La Consejería andaluza de Medio Ambiente ha intensificado las labores de información sobre la extensión en Andalucía del caracol gigante africano (Achatina fulica), una especie exótica africana que se considera una amenaza a la biodiversidad andaluza.

El Programa para el Control de Especies Exóticas Invasoras de Andalucía ha comenzado a recopilar información para evaluar los posibles impactos que podría originar el asentamiento de esta especie en territorio andaluz, que ya ha sido catalogada como una de las 100 especies más invasoras por el Grupo Especializado en Especies Invasoras (ISSG) de la UICN.

Fuentes de la Consejería andaluza de Medio Ambiente han advertido de que, además de su daño ecológico, este caracol cobija nematodos, parásitos que se alojan en tejidos fibromusculares y secreciones de moco del animal que pueden causar diversas afecciones como meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal en humanos.

"Por todo ello es preciso evitar tanto su manipulación como su consumo, y por supuesto, su liberación al medio", han advertido desde dicho departamento. Este caracol puede superar los 200 gramos de peso y alcanzar los 30 centímetros de longitud en su estado adulto.

Su concha es de forma cónica marrón o moteada, difiriendo levemente de los ejemplares juveniles, que presentan un color más claro y bandas amarillentas.

La elevada tasa de reproducción de este caracol (pueden poner más de 1.000 huevos en sus 5 ó 6 años de vida media), su amplio registro de alimentación (desde plantas hasta heces) o su alta resistencia hacen que se le considere como plaga de cultivos en Estados Unidos y Australia.

En áreas en las que se ha naturalizado, como algunas zonas de Brasil, se ha demostrado que puede llegar a depredar a poblaciones de moluscos autóctonos.

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