Un total de 9.462 personas han pasado por la exposición del Museo del Patrimonio Municipal (MUPAM) con la que el cantante y actor Miguel de Molina (1908-1993) regresaba a su Málaga natal a través de más de un centenar de piezas originales, entre fotos, escritos, carteles, documentales, trajes, botines y blusas, propiedad de la Fundación que lleva su nombre y con las que se muestra una vida marcada por la provocación.

El delegado municipal de Cultura del Ayuntamiento de Málaga, Miguel Briones, ha valorado la respuesta del público ante esta exposición, que, a priori, "al suponer el retorno de un artista tan importante como Miguel de Molina, conllevaba una cierta garantía de éxito", pero que, como ha precisado, "también era una muestra muy íntima".

Briones ha indicado a Europa Press que con esta muestra "hemos saldado una deuda con el propio Miguel de Molina y con la ciudad de Málaga", haciendo hincapié en que "es muy significativo" que esta exposición parta de la capital malagueña a Buenos Aires, ya que "escenifica el periplo vital del propio artista".

'Miguel de Molina. Arte y provocación', inaugurada el pasado 5 de noviembre en las salas de exposiciones temporales del MUPAM, hacía una introducción a la vida personal y artística de este malagueño del barrio de Capuchinos. Entre la imágenes que podían verse, se encontraba una que fue tomada un mes antes de la muerte del artista en Buenos Aires y en ella se encuentra junto a Joan Manuel Serrat.

En primer lugar, la exposición hacía un recorrido cronológico que incidía en los aspectos más sobresalientes de la vida de este artista, que hizo suyas piezas claves del cancionero español como 'Ojos verdes' o 'La bien pagá', para pasar a imágenes y testimonios de importantes personalidades de la vida social, política y cultural española, mexicana y argentina.

También se destacaba el trabajo del artista en la gran pantalla, exhibiendo cortometrajes de la época y largometrajes. Podía verse, asimismo, una recreación del camerino del Teatro Pavón de Madrid en el que sufrió el secuestro que precipitó su exilio a Argentina. COLOR

El despliegue de color y de formas ha estado presente en esta exposición a través de sus blusas de grandes mangas afaroladas —podía verse, incluso, la máquina de coser con las que se confeccionaron—, sus trajes y sus botines, que él mismo diseñaba, un vestuario que contribuyó a crear su propia imagen.

Miguel de Molina nació en Málaga en abril de 1908 y falleció en Buenos Aires en marzo de 1993, después de cinco décadas de exilio en las que actuó en los más importantes escenarios del mundo.

Se exilió a Buenos Aires en 1942, de donde también fue expulsado por orden del Gobierno español, marchándose a México. No obstante, posteriormente, pudo regresar a Argentina, país en el que descansan sus restos, en concreto, en el Panteón de Actores de la Chacarita, junto a otra grande de la escena, además de amiga, como fue Celia Gámez.