Es el caso del barrio de Santiago, en Jerez, que conserva intacta una tradición que tiene como referentes a artistas tan reivindicables como el Terremoto, el tío Gregoriano El Borrico, Manuel Soto Sordera, Romerito, La Paquera, Agujetas, Fernando de la Morena, Sernita o el Diamante Negro. Ellos son los que sentaron las bases en las que han querido mirarse generaciones posteriores, desde José Mercé hasta Navajita Plateá, pasando también por otras disciplinas flamencas, donde destacan La Macanita o Moraíto Chico.

El Capullo de Jerez pertenece a esa estirpe de artistas. Miguel Flores Quirós, que es el nombre que figura en su documento nacional de identidad, nació en la calle Cantarería del barrio de Santiago y es una de las voces que mejor ha sabido hacer suyo el legado de esta zona.

A pesar de que para el quejío personalísimo del Capullo no valga parangón, es el heredero directo de los aires festeros por derecho propio. Se mueve como pez en el agua con los tangos, las bulerías o los fandangos, aunque con su voz rancia se atreva igual con la rumba que con todos los palos.

Su porte en el escenario es tan puro e intuitivo como histriónico. Tiene casi tanto carisma como compás y una especial habilidad para conectar de igual modo tanto con el espectador más purista como con el neófito.

Devoto confeso de Camarón y de Terremoto padre, su arte le nace de dentro.

* Teatro Municipal José Tamayo. Carretera antigua de Málaga, 100. A las 21.00 horas. Entradas 13.50 euros.

Salmonete para abrir boca

Salmonete, o Joaquín Jiménez, también pasea por todos los escenarios de España la impronta de Jerez. De hecho, antes su nombre artístico tenía esa coletilla a modo de denominación de origen. Se maneja con soltura en los cantes de su tierra y despunta en las tonás, aunque no anda a la zaga con las alegrías, los fandangos, las seguiriyas o las bulerías. También se declara devoto del Terremoto padre, así como del Torre, Mojama o Agujetas. Esta noche estará abriendo la velada para su paisano y amigo el Capullo de Jerez.