"Me estoy empezando a entusiasmar otra vez". En una de las escasísimas entrevistas concedidas por Lauryn Hill durante los últimos años, la diva del hip hop confirmaba el pasado verano lo que ya era un secreto a voces: todo está preparado para su regreso por la puerta grande, una década después de cerrar esa misma puerta de un sonoro portazo.

La noticia corrió como la pólvora. Sus fans, que no la han olvidado pese a sus años en el dique seco, recibieron sus palabras con prudencia. Desde su marcha, los rumores sobre una vuelta a los escenarios han surgido cada cierto tiempo. Pero esta vez iba en serio: el pasado fin de semana, la cantante anunciaba una gira de 17 conciertos por pequeñas salas de EE UU. Será el campo de pruebas para las canciones de su nuevo disco, que verá la luz en 2011. Esta vez sí. Lauryn ha vuelto. Y está entusiasmada.

En 1999, Lauryn Hill lo tenía todo. Y, sin embargo, decidió huir. Dejaba atrás una carrera ejemplar: se hizo popular como parte del trío The Fugees, que llevó el hip hop a cotas de popularidad casi sin precedentes con su segundo disco, The Score (1996), del que vendieron 18 millones de copias gracias a temas como la versión de Killing me Softly de Roberta Flack. Más tarde, arrasó con su debut en solitario, el imprescindible The Miseducation of Lauryn Hill, que en 1998 desató una oleada de críticas entusiastas. Llegaron entonces los reconocimientos (obtuvo ocho premios Grammy), las incesantes ofertas para el mundo del cine –en el que venía participando desde antes de alcanzar la fama–, las alfombras rojas, los flashes...

Hill quiso romper con todo aquello. Consideraba que la industria musical estaba podrida, y decidió aislarse para dedicarse a su familia (tiene cinco hijos con Rohan Marley, hijo de la leyenda del reggae Bob Marley). Se alejó de la esfera pública, dejó de ver la televisión y se dedicó a cultivar otras facetas creativas, como la poesía, la producción o el diseño de moda.

Tres años después, Lauryn Hill decidió volver . Para entonces ya era otra. Reapareció en los conciertos MTV Unplugged, donde en julio de 2001 se presentó ante una audiencia reducida armada exclusivamente con una guitarra. "La gente quiere fantasía, pero lo que necesita es realidad", clamó. Fue una declaración de intenciones. El público asistió a un recital en el que primó el mensaje sobre la música. Hill se sinceró como nunca, lloró a mitad de una canción y se explayó con largas reflexiones sobre su visión del mundo. Los críticos se mostraron divididos. Algunos alabaron su valentía, otros calificaron el disco de obra menor. Y unos pocos, como la revista Rolling Stone, se mostraron implacables, llegando a calificar el álbum de "fracaso público".

A partir de entonces, Hill se centró en su labor más reivindicativa. Cristiana confesa, fue invitada a actuar en el Vaticano en 2003. A buen seguro, la jerarquía eclesiástica no esperaba que les aireasen los trapos sucios en su propia casa: Hill aprovechó el concierto para denunciar los abusos de niños por parte del clero. Ante más de 7.000 personas, la mayoría altos cargos de la Curia Vaticana, declaró: "Dios ha sido testigo de la corrupción de su liderazgo, de la explotación y los abusos. No creo en ningún representante de Dios en la Tierra, estoy aquí para deciros: arrepentíos". La Iglesia la calificó de indigna y pidió al Canal 5 que cortase la retransmisión del concierto.

Algunos dieron su carrera por terminada, pero la cantante volvió a sorprender reconciliándose con Wyclef Jean y Pras Michel, las otras dos terceras partes de The Fugees, para programar una gira y grabar un tema nuevo, Take it Easy. Sin embargo, las grietas en la relación con sus antiguos compañeros no tardaron en reaparecer, y The Fugees volvieron a separarse.

Más allá de una colaboración con el rapero Method Man en 2006, con quien grabó el tema Say, las últimas noticias de Lauryn Hill en lo musical llegaron el pasado verano, cuando se filtró en Internet su canción Repercussions, un antiguo descarte de The Miseducation... Fue, quizá, una manera de preparar el terreno para lo que se avecina en este nuevo año: el regreso de la gran diva del hip hop de los noventa.

A lo largo de su carrera, Lauryn Hill ha dado numerosas muestras de lo difícil de su carácter. Durante su esperada gira europea de 2009, irritó a su público con retrasos y constantes desvaríos sobre las tablas, que provocaron que muchos reclamasen su dinero. Tras separarse por segunda vez, sus compañeros de The Fugees contaron que Lauryn les obligaba a referirse a ella como "señorita Hill". Preguntado por una posible tercera reunión, su compañero en la banda Prakazrel Michel declaró: "Antes de trabajar con ella otra vez verán a Bush y Bin Laden en un Starbucks discutiendo sobre política internacional".

Un disco.'The Miseducation of Lauryn Hill'. El debut en solitario de la cantante de The Fugees superó todas las expectativas. Catorce canciones de R&B sensual, rap, soul, reggae y góspel conforman una de las grandes obras maestras de la música negra reciente, influencia básica para artistas actuales como Amy Winehouse o Kanye West. Sony BMG. 11,95 euros.

Un libro. 'My Rules: The Lauryn Hill Story'. Autor de libros superventas sobre celebridades como J. K. Rowling, Mariah Carey o Sarah Jessica Parker, Marc Saphiro se embarcó en la ardua tarea de retratar a la diva en esta biografía no autorizada que no ha sido traducida al castellano. Berkley Publishing Group. 12 euros.

Una película. 'Sister Act 2'. Prescindible, llena de tópicos y algo tontorrona. Y sin embargo, la segunda parte de la saga cómica protagonizada por Whoppy Goldberg, además de entretener, ofrece la posibilidad de ver a Hill en su faceta de actriz encarnando a una joven que se abre camino en el mundo de la música. Touchstone Pictures. 7,95 euros.