El cineasta José Luis Borau muere a los 84 años

Cuarenta cortes: se dice pronto, pero eso era lo que había. O José Luis Borau realizaba ese número de tijeretazos en el metraje de su película Furtivos (1975), o la censura de un franquismo ya con un pie en la tumba no permitiría que el filme se estrenase. Como recuerda la prensa generalista, el director aragonés (había nacido en Zaragoza en 1929) se negó a ceder al chantaje, y la turbia historia de delincuencia, pobreza e incesto que había escrito a medias con Manuel Gutiérrez Aragón no sólo ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, sino que también pudo llegar a la pantalla, más o menos íntegra, el 5 de septiembre de ese mismo año. Justo dos meses y 15 días antes de la muerte del general Franco. No es una mala anécdota con la cual recordar a Borau, que ha fallecido hoy en Madrid a los 83 años.

Por los tiempos en los que le tocó vivir, o tal vez porque la industria del cine en España nunca ha cambiado demasiado, la trayectoria de Borau fue contradictoria más de una vez. Por un lado, su obra es breve (19 películas entre 1960 y 2000, incluyendo cortometrajes), pero su influencia ha sido enorme. Por otro, mientras que su nombre se convertía en emblema de cierto cine insobornable, el director contaba en su carrera con trabajos de encargo (el paella western Brandy, el sheriff de Losatumba, filmado como J. L. Boraw) y con los trabajos publicitarios en su productora El Imán: fue a través de dicha empresa que dio su primera oportunidad como director a Iván Zulueta, el futuro director de Arrebato, permitiéndole rodar el musical Un, dos, tres, al escondite inglés. Trabajo que, debido a trabas burocráticas impuestas por la dictadura, figura en sus créditos como "Una película de Iván Zulueta dirigida por José Luis Borau".

Finalmente, pese al amor de su obra por los personajes marginales y las situaciones al límite, que se exacerbó en Niño nadie y Leo (sus últimos largometrajes), Borau se vio en su madurez agasajado por las instituciones. Fue presidente de la SGAE entre 2007 y 2011, y antes lo había sido de la Academia de Cine entre 1994 y 1998. En 2008, fue aceptado en el seno de la Real Academia Española, sustituyendo al fallecido Fernando Fernán Gómez. Por último, pocos días antes de su muerte, había recibido un homenaje en forma del libro Borau. La vida no da para más, editado por la Fundación Autor. Ese mismo día, la Real Academia anunció la creación de un premio con su nombre que recompensará al mejor guión de cine de cada año: José Luis Borau no estará ya ahí para entregar el trofeo.