Pasa a disposición judicial el presunto asesino múltiple de Olot

El presunto asesino múltiple de Olot (Girona) ha pasado este viernes a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 tras ser detenido el miércoles poco después de matar a tiros a dos constructores, padre e hijo, y dos empleados de una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).

El presunto asesino múltiple de Olot (Girona) ha pasado este viernes a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 tras ser detenido el miércoles poco después de matar a tiros a dos constructores, padre e hijo, y dos empleados de una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).

Según han informado a Europa Press fuentes cercanas a la investigación, Pere P.P., de 57 años y vecino de Sant Esteve d'en Bas, ha confesado los hechos en dos ocasiones: ante la patrulla de la Policía Local que le detuvo todavía escopeta en mano y durante la reconstrucción de los hechos esa misma tarde con los Mossos d'Esquadra.

Los planes del asesino confeso no se quedaban ahí, ya que al parecer tenía en mente matar a al menos algún otro trabajador de la entidad, supuestamente el director de la sucursal, y a algún otro trabajador, unos objetivos que al final no consiguió.

Agobiado por problemas económicos —le acababan de cortar el crédito de la Visa— y con un despido que al parecer iba a ser inminente, Pere P.P. decidió matar a sus dos jefes en la constructora, donde llevaba años trabajando y que le debían cinco meses de sueldo —que le quisieron pagar con un cheque sin fondos que no pudo cobrar en la oficina de la CAM—.

No obstante, el abogado de la familia Tubert, Carles Monguilod, ha rechazo este viernes el móvil económico y ha desmentido que se le debieran al albañil meses de trabajo, aunque sí ha admitido que se le debían dos semanas, equivalente a unos 2.000 euros, que el mismo día de los inesperados hechos se le iba a abonar.

Los Tubert también han negado que fuera a despedirlo y han señalado que tenía trabajo para los próximos cuatro o cinco meses, que era lo que iba a durar la obra en la que estaba empleado cerca del bar de La Canya, donde se produjo el primer tiroteo.

Aficionado a la caza

Pere P.P., aficionado a la caza del jabalí y con una licencia de armas, poseía al menos una escopeta de caza mayor, una Winchester, con la que perpetró los crímenes, además de numerosa munición que se le fue incautada en el registro de su casa en Sant Esteve, el domicilio familiar en el que había vivido toda la vida y que compartía con su anciano padre, que estaba enfermo.

Solitario e introvertido, tachado de "raro" por sus conocidos, le gustaba ir vestido con ropa militar y disfrazarse de 'sheriff' para pasear por la noche por el municipio, con una placa y pistola de mentiras. No se le conoce ninguna patología anterior grave, aunque su abogada quiere ahora pedir que se evalúe su estado mental.

Pere P.P. ha pasado su primer día detenido tranquilo, ha dormido sin problemas y ha hecho todas las comidas. Los investigadores aseguran que actuó de forma premeditada, muy meticulosa y con una enorme sangre fría.

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