Chávez: El camino de un líder "hábil" para concentrar el poder

  • Hugo Chávez podría gobernar un año sin control parlamentario.
  • Sería la cuarta vez que lo hiciera y de los once años que lleva de presidente habría gobernado cuatro a base de decretos.
  • Repasamos el camino de este político "hábil para conseguir sus objetivos" según la diplomacia de EE UU.
Hugo Chávez besa a un bebé durante una visita a una zona afectada por las lluvias.
Hugo Chávez besa a un bebé durante una visita a una zona afectada por las lluvias.
Harold Escalona / EFE
Hugo Chávez besa a un bebé durante una visita a una zona afectada por las lluvias.

La Asamblea de Venezuela está discutiendo una polémica Ley de Habilitación -que ya ha pasado la primera votación- que permitirá a Hugo Chávez gobernar durante un año por decreto sin aprobación ni consulta parlamentaria. Oficialmente, se trata de agilizar las labores de gobierno para hacer frente a la emergencia nacional que han provocado las fuertes lluvias que en las últimas semanas han dejado más de 130.000 damnificados. Oficiosamente, la oposición y EE UU creen que es un ardid para inhabilitar el nuevo Parlamento -con mayor peso de los opositores tras los últimos comicios- que tomará posesión en pocas semanas.

Sea como fuere, la propuesta es una nueva muestra de cómo el líder bolivariano ha ido labrándose su posición de poder en estos once años, en los momentos mejores y en los peores. No en vano, un cable de la embajada estadounidense en Caracas filtrado por Wikileaks, ya se refiere a Chávez como un político hábil para conseguir sus objetivos.

De golpe en golpe

Aunque Hugo Chávez llegó democráticamente al poder (venciendo en las elecciones de 1998 al frente del Movimiento Quinta República), el líder bolivariano por excelencia no siempre lo intentó de esta manera. En 1992, siendo comandante de paracaidistas, fue uno de los cabecillas de una intentona golpista que no cuajó. Chávez se rindió en televisión y pidió a sus compañeros que hicieran lo mismo. Por ello pasó dos años en prisión, durante los cuales su popularidad fue aumentando.

Diez años después, el ya presidente venezolano sufrió un golpe de estado. En abril de 2002,  los golpistas llegaron a sacar a Chávez del Palacio de Miraflores y nombraron un nuevo presidente. La rápida actuación de sus fieles militantes y de unidades militares leales desbarataron una intentona, que para Chávez siempre contó con el apoyo de EE UU y España -gobernada por José María Aznar-. "A mí no me tumba nadie. Ni muerto me sacan de Miraflores", afirmó el líder bolivariano.

Reformándose a sí mismo

Cuando en 1999 Chávez llegó al poder juró la Constitución de 1961 para, desde el primer momento, sustituirla por otra, que sería aprobada en referéndum ese mismo año.

Sin embargo, el presidente ha tirado de reforma constitucional siempre que lo ha necesitado para asegurar su puesto. En 2007 convocó un referéndum para llevar a cabo importantes cambios que le perpetuarían en el poder y asentaría el "nuevo socialismo", pero que no salió adelante por poco. Chávez felicitó a los opositores por su "victoria de mierda", y aseguró que era un "por ahora".

Dos años más tarde, el presidente cumplió y logró su objetivo. Venció en referéndum la enmienda constitucional que levantaba el límite de veces que se podía presentar a unas elecciones. Un paso más para cumplir lo que dijo poco antes de activar la campaña para lograr esa enmienda: "¡Chávez no se va, Chávez se queda! (...) ¡estoy listo para estar con ustedes hasta el 2019, hasta el 2021!".

Y habrá más cambios. En un acto en conmemoración de la aprobación hace once años de la Carta Magna de esta semana, Chávez subrayó ante diputados oficialistas y miembros de su gobierno que es "el momento de profundizar la constitución" y de "alimentarla con más fuerza", al tiempo de llamar a "seguir siendo subversivos" frente al "viejo orden burgués".

El gobierno de Chávez sigue inmerso en un cambio desde la revolución bolivariana al socialismo del siglo XXI.

Reveses y soluciones

Los reveses electorales no son los únicos que ha sufrido el presidente venezolano. Ha mantenido rifirrafes diplomáticos con otros países como EE UU o España -sobre si ha dado cobijo a miembros de ETA, la última vez-, ha afrontado crisis energéticas que han provocado restricciones en el país, polémicas por la altísima tasa de violencia en el país, y en general suele capearlas, ya sea a través de medidas populistas, declaraciones altisonantes, silenciando a los medios de comunicación (pocas veces por lo que se dicen, sino acusándoles de vulnerar otras leyes que no tienen que ver con la libertad de expresión) o simplemente negando la mayor.

Tampoco es la primera vez que Chávez -de cumplir el trámite parlamentario- recurra a la Ley de Habilitación para tener poderes legislativas. De prosperar, sería la cuarta vez que utilizara estos poderes y en total habría gobernado sin control parlamentario durante cuatro de sus once años en el poder.

Dominando la imagen y la comunicación

Algo que no admite discusión alguna es que Chávez sabe comunicar, a su muy peculiar forma. Su discurso y su forma cala en gran parte de la sociedad venezolana, en personas de todo el mundo y en muchos mandatarios de izquierdas de Latinoamérica. Es un político camaleónico que sabe elegir diferentes registros, desde el chándal patriótico, hasta el riguroso traje, la camisa roja al más puro estilo Garibaldi o el uniforme militar, para comunicar una ideología basada en unos conceptos claros -el antimperialismo, el socialismo, el bolivarismo, el indigenismo- y en una figura, él mismo.

Chávez domina la puesta en escena, como ha demostrado en sus discursos ante la asamblea de la ONU, en sus visitas a Irán o a Irak -fue el primer líder en visitar a Sadam Hussein tras la Guerra del Golfo- y sabe sacar réditos de sus exabruptos -como los sacó del célebre "¿por qué no te callas?" del Rey-. Y lejos de la imagen del dictador provinciano sabe utilizar los medios de comunicación -además de silenciar algunos-: tiene su programa de televisión habitual -Aló presidente, desde 1999-, su twitter -con más de un millón de seguidores-, se luce diciendo que "llora cuando ve la injusticia" cuando va a entrevistas en países donde no tiene buena prensa, etc.

Todo ello provoca que, si hacemos caso a la diplomacia de EE UU desnudada por Wikileaks, el ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, haya comparado a Chávez con Hitler o que la hoy ministra de Asuntos Exteriores española, Trinidad Jiménez, creyera que era un "payaso".

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