Aprovechamos el 30% de la basura para reutilizarla

Plástico, cartón, vídrio, aluminio... incluso abono y energía sale de nuestros desperdicios. Los barrios que pueden reciclar sacan notable alto.
Tu basura no tiene desperdicio. Con ese lema empezó la campaña de reciclaje el Ayuntamiento hace ya cuatro años. Y ya se pueden observar los resultados. Tres de cada diez kilos de lo que llega a los contenedores se recuperan para volver a utilizarlos. Si tenemos en cuenta que el 30% de la basura es agua, que se evapora en el tratamiento, nuestro nivel de reciclaje es muy alto.

Los datos son aún mejores si los comparamos con el resto del país. Según un informe de Greenpeace, en España sólo se recupera el 11%.

Estos desperdicios se separan, cuando llegan a la planta de tratamiento, en papel, aluminio, acero, plástico y restos de comida, de los que luego se saca compost (abono) y energía eléctrica.

En concreto, el año pasado llegaron hasta el vertedero 120.300 toneladas de basura, lo que supone 1,08 kilos por vallisoletano y día. También en este punto estamos mejor que la media nacional, que es de 1,34 kg.

El servicio de Limpieza dice que estos buenos datos se deben a que los vallisoletanos nos hemos implicado en el reciclaje.

Nueve de cada diez bolsas que se depositan en los contenedores marrones (restos de comida) están bien separadas. El nivel baja hasta el 70% en los verdes (envases, latas...).

El 83% de la ciudad puede reciclar. A falta del centro y algunos barrios del entorno, que lo harán en 2007.

Sólo de las sobras de la comida y cáscaras de fruta se sacaron 15.000 toneladas de abono para el campo y energía como para abastecer a un municipio de unos 800 habitantes durante todo el año.

A pesar de que la calidad de este abono procedente de la basura es alta, según los análisis realizados por las universidades de Valladolid y Burgos, no tiene buena salida. La mayoría se destina a sellar vertederos, porque la Junta obliga a comprarlo a las empresas. Y también, para abonar los viñedos de Rueda.

El camino de la basura

1 Recepción.

Los camiones vuelcan la basura en un foso. Por un lado, los restos de comida, en otro, los envases y, en otro, los desperdicios que llegan mezclados. Las grúas lo pasan a la cadena.

2 Separación.

Varias máquinas se encargan de romper las bolsas y separar automáticamente la basura, en función del tamaño de los desperdicios y el material (papel, metal...).

3 Selección.

Lo que no han podido separar las máquinas lo hacen las personas. En esta sala hay 11 trabajadores que clasifican la basura y la depositan en distintos depósitos.

4 Empaquetado.

Una vez clasificado el cartón, el aluminio, acero, bolsas de plástico, botellas, etc., pasan por una prensa que lo empaqueta y se vende a empresas que lo transforman para reutilizarlo.

5 Gas y luz.

La materia orgánica separada se mete a una máquina con capacidad para 1.500 Tm. Allí fermenta 26 días y produce gas metano, que en esta ‘bola’ se transforma en electricidad.

6 Compost.

Los restos de la basura orgánica que quedan se secan en unos túneles cerrados durante 21 días y de aquí ya están listos para abonar las tierras de cultivo o sellar vertederos.

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