El piloto del novísimo puerto de Badalona

Entre obras desde 2002.
Juan Felipe Ruíz en el puerto de Badalona.
Juan Felipe Ruíz en el puerto de Badalona.
Jordi Soteras
Juan Felipe Ruíz en el puerto de Badalona.
Juan Felipe Ruíz nunca podrá negar que está haciendo un puerto del siglo XXI, y es que estrenó la actual centuria con el cargo bajo el brazo de consejero delegado de Marina Badalona SA, la sociedad municipal encargada de construir y gestionar el puerto deportivo de la tercera ciudad de Catalunya.

Tras un largo proceso de trámite urbanístico, las obras pudieron arrancar en junio del 2002, y los primeros barcos entraron el pasado mes de julio. «Ahora estamos explotando la dársena exterior y nos falta construir el canal que se adentrará en el nuevo barrio residencial del Gorg», explica Ruiz. Es precisamente este canal una de las singularidades del puerto de Badalona. «Ahora ya se están derribando las antiguas fábricas que impiden la excavación del canal, que será una especie de paseo central de las nuevas 4.000 viviendas que se levantarán en la zona», añade el consejero delegado.

Actualmente, la dársena ya en servicio suma 617 amarres para barcos entre ocho y 30 metros de eslora. En el canal habrá otros 189 destinados exclusivamente a barcos de motor, a los que habrá que sumar otras 300 plazas previstas en una marina seca aún por construir. El puerto de Badalona tiene además una dársena pesquera que se destinará a la pesca artesanal. «Queremos proteger la pesca artesanal», reafirma Ruiz.

Otro de los compromisos de Marina Badalona es preservar la vocación ciudadana del puerto. En este sentido, Ruiz defiende la instalación como «un espacio de ocio integrado en la ciudad. Hemos generado», añade, «espacios amables para entornos familiares. Éste tiene que ser nuestro elemento diferencial». Así, el uso del coche en el recinto del puerto está restringido al máximo. «Queremos imponer la cultura peatonal sobre la del vehículo», asegura.

Como todos los puertos urbanos, el de Badalona dispone también de una oferta de restaurantes y bares. Aún son pocos, pero ya generaron una cierta actividad ciudadana el pasado verano. «Lo que ha quedado taxativamente prohibido es la apertura de discotecas», advierte el consejero delegado a la sombra de una de las acacias plantadas en el recinto.

Próxima entrega

Roger Pallarols. Abogado y político aficionado.

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