Intercambiar la casa para conocer el mundo

¿Le gustaría pasar sus vacaciones en un loft en medio de Manhattan o una buhardilla parisina sin tener que pagar un euro? La respuesta está en su casa.

La interminable crisis está popularizando el intercambio de viviendas con fines turísticos entre los españoles, una opción gratuita que lleva funcionando en otros países varias décadas.

A grandes rasgos, esta modalidad consiste en un trato entre dos particulares o familias para canjear sus casas durante un periodo de tiempo determinado. La ventaja obvia es el ahorro en el alojamiento y la alimentación (ya no hace falta comer siempre fuera), pero no es la única. Por un lado, en lugar de dormir en una fría habitación de hotel, disfrutaremos de la calidez de un hogar con todas las comodidades. Otro beneficio es que ambas viviendas estarán cuidadas durante las vacaciones, con lo que se minimiza el riesgo de robos y los animales y plantas de la casa, si los hubiera, recibirían el cuidado adecuado.

También se puede intercambiar la segunda residencia y no es necesario ser el propietario del inmueble, aunque sí es aconsejable contar con el beneplácito del arrendador.

Si le interesa intercambiar su piso, este es el procedimiento común: primero hay que inscribirse en uno de los clubs online creados a este efecto, previo pago de una cuota anual que ronda los 100 euros en la mayoría de los casos. Una vez incluidos los datos personales y la descripción de la casa, hay que esperar las ofertas de intercambio y llegar a un acuerdo con el usuario que más nos interese. En este sentido, hay que tener en cuenta que España es uno de los destinos turísticos más demandados del mundo, por lo que no le faltarán interesados.

En España funcionan varios clubs de este tipo, como el portal Intercambio de Casa, mientras que en el extranjero se pueden destacar las webs Living Away o Home for Home, que cuenta con más de 10.000 casas disponibles y ha gestionado alrededor de 33.000 intercambios en sus dos años de vida.