La Región de Murcia necesitaría multiplicar por 4,47 veces su extensión para hacer sostenible el consumo de sus recursos naturales, es decir, para equilibrar la presión ambiental que ejerce la población en su territorio. Es decir, necesita ampliar las hectáreas necesarias para su sostenibilidad en términos alimentarios, energéticos, hídricos y de generación de residuos, entre otras cosas.

Este índice recibe el nombre de 'huella ecológica' y en la Región de Murcia era de 27.730 kilómetros cuadrados en 1995, es decir, 2,45 veces la superficie regional, mientras que en 2001 ascendió a 32.957 kilómetros cuadrados, casi tres veces la superficie regional y, en 2004, se incrementó a 4,47 veces la extensión regional, según se desprende del informe sobre 'El otro estado de la Región 2010' elaborado por el Foro Ciudadano de la Región de Murcia.

Para ser sostenible, la huella ecológica ha de ser equivalente al tamaño del territorio al que se refiere y, si la huella es superior, quiere decir que se está consumiendo una cantidad de recursos, energía y produciendo una cantidad de residuos que necesitan una superficie mayor.

La 'biocapacidad global' es la superficie promedio de que dispone cada habitante del planeta para suplir sus necesidades, y está estimada en unas 1,8 hectáreas por persona. Por tanto, una huella inferior a 1,8 hectáreas podría considerarse un umbral de sostenibilidad a escala global, según las mismas fuentes.

En general, las poblaciones de los países industrializados poseen una huella ecológica que excede sobradamente el territorio en el que se ubican. Por ejemplo, en España la huella ecológica es 2,6 veces mayor que la 'biocapacidad' disponible, porque utiliza los recursos aportados por una superficie mucho mayor que el propio territorio, a través de importaciones de recursos desde otras áreas del planeta.

La responsable de elaborar el apartado ambiental del libro, Julia Martínez, ha manifestado que "no es posible un desarrollo económico estable que realmente mejore la calidad de vida y se pueda mantener si no existe una gestión inteligente de los recursos naturales y del territorio", y reprochó que "el modelo del presidente de la Región, Ramón Luis Valcárcel y del ladrillo no apostaba desde luego en este sentido".

"despilfarro del territorio de la región"

En base a indicadores objetivos y de sostenibilidad sobre agua, energía, espacios protegidos y ecoeficiencia, el libro sobre 'El otro estado de la Región 2010' ha puesto de manifiesto "que hemos despilfarrado el territorio de la Región, hemos consumido suelo y que está gastando muchos más recursos naturales por cada unidad de PIB que generamos".

Un ejemplo "bastante revelador", según Martínez, es la huella ecológica de la Región de Murcia, que es un indicador que manifiesta si el modelo productivo es sostenible o no. Para ser sostenible, la huella ha de ser equivalente al tamaño del territorio al que se refiere y, si la huella es superior, quiere decir que se está consumiendo una cantidad de recursos y energía, produciendo una cantidad de residuos que necesitan una superficie mayor.

Pues bien, esta huella ecológica en la Región de Murcia el 1995 "era más dos veces superior al tamaño de la Comunidad, mientras que en 2004 se sitúa en más de cuatro veces el tamaño de la Región". Para Martínez, esto significa que la Región "no ha sabido capitalizar el aprovechamiento en innovación y en sectores que añadan calidad de vida y productividad a medio plazo".

Sin embargo, ha criticado que ha ocurrido "todo lo contrario, lo que conlleva una enorme responsabilidad del Gobierno regional, porque ha descapitalizado el territorio y sus recursos naturales, por lo que ahora somos más pobres para elegir nuestro futuro y orientar a la Región de Murcia hacia un modelo sostenible".

Según la publicación, la huella ecológica "muestra claramente que la Región de Murcia ha sobrepasado considerablemente los umbrales de sostenibilidad global y que, además, dicha huella ecológica está aumentando a un ritmo cada vez mayor, señalando la profunda insostenibilidad de los patrones de crecimiento de los últimos años".

"En definitiva, la huella ecológica y el conjunto de los indicadores de ecoeficiencia muestran comportamientos claramente insostenibles, especialmente en el caso del consumo eléctrico total, la demanda de combustibles para transportes y, hasta el 2006, la superficie de nuevas viviendas y la venta de cemento", concluye.