Los conocimientos acerca del vino dejarán de ser un obstáculo tras visitar los tesoros de una tierra que vive por y para él. De ahí, el enoturismo o turismo del vino, un concepto diseñado para dar a conocer a todo el mundo los secretos que albergan las catas, desde la selección de la uva a su degustación.
Pero, ¿qué sería de un buen vino sin nada para comer? La Ribera del Duero ofrece una gastronomía única, tanto en su elaboración como en la utilización de productos totalmente naturales.
¿Y para comer?
El lechazo asado, el solomillo, la clásica sopa castellana, el revuelto de boletus y las pencas rellenas son, entre otras muchas variedades, algunas de las exquisiteces que podemos degustar.
Para ir. El hotel Tudanca-Aranda, rodeado de los mejores viñedos, ofrece la posibilidad de visitar las bodegas de Ribera del Duero y recibir la doctrina enológica necesaria. Desayuno, almuerzo y cena con productos de la gastronomía burgalesa, así como hospedaje.
* www.tudanca-aranda.com. Precio del paquete fin de semana: 142 euros.
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