Catedrático de Universidad de Granada lamenta poca formación en alteración del sueño pese a asociarse con 60 trastornos

El catedrático de Psicología de la Universidad de Granada Gualberto Buela ha considerado que en España los estudiantes de Psicología reciben pocas horas de formación sobre las alteraciones del sueño, a pesar de que se pueden contar más de sesenta trastornos psicológicos asociados a ellas, entre los que se cuentan la depresión, la ansiedad o los trastornos alimentarios.
El catedrático explicó que la falta de sueño está asociado, por ejemplo, a la fa
El catedrático explicó que la falta de sueño está asociado, por ejemplo, a la fa
CEDIDA
El catedrático explicó que la falta de sueño está asociado, por ejemplo, a la fa

El catedrático de Psicología de la Universidad de Granada Gualberto Buela ha considerado que en España los estudiantes de Psicología reciben pocas horas de formación sobre las alteraciones del sueño, a pesar de que se pueden contar más de sesenta trastornos psicológicos asociados a ellas, entre los que se cuentan la depresión, la ansiedad o los trastornos alimentarios.

"Una de cada cuatro personas sufre algún problema de sueño, y la proporción aumenta al 75% en población clínica. Por tanto, no es de recibo decir que el asunto no interesa", ha afirmado en un comunicado enviado por la Universidad de La Laguna. El investigador ha participado en el congreso sobre avances en los tratamientos de ansiedad y depresión que acoge el Aula Magna del Campus de Guajara de la Universidad de La Laguna hasta este viernes. Su ponencia se centró en analizar las alteraciones del sueño asociadas a la depresión, una relación que suscita debate entre la comunidad psicológica sobre si las primeras son causa de la segunda, o viceversa.

Este debate se produce, en gran medida, porque numerosos síntomas asociados a la depresión mayor están también presentes en los trastornos de sueño: estado de ánimo decaído, disminución de interés en la capacidad para el placer, pérdida de peso y apetito, insomnio, agitación o lentitud psicomotora, fatiga y merma de energía, y menor capacidad de concentración y pensamiento. La excepción es el pensamiento recurrente en la muerte, que es un síntoma exclusivo de la depresión.

El ponente ha recordado a la audiencia cuáles son las diferentes fases del sueño, y detalló cómo se distribuyen en un sujeto sano normal de entre 16 y 60 años. A continuación, ha comparado esa gráfica de distribución con la de un paciente con depresión, para demostrar que en éstos las fases del sueño se desarrollan de manera diferente.

En este punto, Buela ha explicado que el hecho de disfrutar de un sueño reparador no tiene que ver tanto con el número de horas que se le dedique, como a que sus diferentes etapas se distribuyan siempre de la misma manera lógica y organizada. Por ello, las personas con trastornos de sueño o con depresión lo que muestran es una mala distribución de esas fases.

Existen cuatro fases de sueño de diferente intensidad que preceden a la denominada fase REM, también conocida como fase de sueño paradójico porque en ella, al mismo tiempo que se da la mayor relajación física, se produce la mayor actividad cerebral. Una persona sana alterna periodos de sueño REM cada vez más prolongados con periodos en los que se dan las cuatro fases anteriores.

Esta distribución se trastoca en pacientes con trastornos o depresión. Así, si lo usual es que la primera etapa de sueño paradójico sea de menos de una hora de duración y se produzca a la hora y media de haberse acostado, en alumnos con trastornos puede ser mucho más larga e iniciarse con mayor antelación.

De este modo, el sueño de los pacientes depresivos se caracteriza por ser superficial y menos reparador porque las fases 3 y 4, en las que se recupera la fatiga física, son menores. Además, muestra varias interrupciones y etapas de vigilia, por lo que disminuye su eficacia, y es de tiempo más corto, ya que la persona tarda más en dormir y se despierta antes. Otra característica es que se invierte el orden de las etapas de fase REM, de tal modo que las de mayor duración se producen en el primer tercio de la noche, cuando lo normal es que se den en el último tercio.

El ponente se refirió a la privación de sueño como una medida terapéutica para algunos pacientes con depresión o trastornos de este tipo. Se puede provocar de manera total, parcial o solamente de los periodos REM, fácilmente detectables porque en ellos la persona mueve de manera frenética los ojos. Aunque esta terapia de sueño no es aplicable en todos los casos, tiene la ventaja de ser rápida, no invasiva, fácilmente tolerable y de bajo coste.

Por tanto, Buela concluyó que el insomnio es un factor de riesgo en el desarrollo posterior de una depresión, así como en la aparición de episodios de manía, ansiedad y adicción. También indicó que mantener un ritmo de sueño-vigila estable puede prevenir recaídas en pacientes bipolares que ya han remitido.

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