'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?

[SPOILERS] ¿Qué probabilidades tiene ESE personaje de abandonar la serie tras darse un chapuzón vestido de hierro?
'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?
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'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?

[Contiene SPOILERS de Juego de tronos hasta s7e04]

"¡Retírate, idiota!", mascullaba (pese a todo) el bueno de Tyrion Lannister. Pero que si quieres arroz, Catalina: si bien últimamente Jaime Lannister ha espabilado bastante, sus ansias de gloria y su escasa sensatez son aún las suficientes como para llevarle a cargar, lanza en ristre, contra Daenerys y su dragón favorito. De no ser por un empujón del siempre atento Bronn, el personaje de Nikolaj Coster-Waldau habría muerto achicharrado, pero aún tenemos dudas sobre si llegará vivo al siguiente capítulo. Porque, si bien una armadura medieval de placas es muy útil para sobrevivir en el campo de batalla, resulta un tanto incómoda cuando uno se cae al agua...

Ante la perspectiva de que Jaime se vaya a pique, dejando a Cersei más sola que nunca (y, nos tememos, también más loca que nunca), en CINEMANÍA nos ha entrado el prurito histórico, y nos hemos puesto a investigar. Nuestra pregunta es la siguiente: ¿de verdad es inevitable ahogarse llevando una armadura? Y la respuesta, por raro que parezca, ha sido "no".

'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?

Para empezar, debemos tener en cuenta de qué armadura estamos hablando. Y, ya que estamos, podemos olvidarnos de las que hemos visto expuestas en un mesón castellano o en la tenebrosa mansión del abuelo. En su mayor parte, se tratará de piezas ornamentales, y no habrán sido concebidas para que nadie se las ponga, sino para acumular polvo sobre un pedestal.

Por otra parte, también debemos contar con algo muy importante: los guerreros de la Edad Media y el Renacimiento eran brutos, pero no tontos. Es decir, que sabían muy bien que las ocasiones para vestirse de lata eran muy diferentes entre sí, y que a cada una le correspondía un tipo distinto de arnés. Sin ir más lejos, ¿recuerdas esa imagen, tantas veces repetida, de los caballeros siendo izados a sus monturas en grúas? Pues ya puedes ir olvidándola: en realidad, se trata de una ficción surgida durante el siglo XIX, que pasó al cine gracias a Laurence Olivier y su película Enrique V (1944).

Si Jaime Lannister hubiera visto esas imágenes, se hubiera partido de risa. Sobre todo porque, desde su mentalidad ponientina, él hubiera pensado que los caballeros franceses habían confundido la batalla de Agincourt con un acontecimiento deportivo. Efectivamente, algunas armaduras superaban los 50 kilos, pero se trataba de armaduras de torneo, que uno llevaba para evitar que su rival le hiciera pupa al descabalgarlo. Y que, desde luego, nunca se usaban en auténticas situaciones de combate, donde la necesidad de no cansar en exceso a la montura, y la posibilidad de salir pitando, eran tan importantes como la protección en sí.

Asimismo, esto no tiene nada que ver con muchas de las armaduras que pueden verse en colecciones como la del Museo del Prado o el Museo del Ejército de Toledo. Los ejemplares más llamativos son, en muchos casos,  armaduras de estilo alemán ("góticas") o italiano ("milanesas") pensadas para la caballería pesada y  forjadas en los siglo XV o XVI, fechas en las que las armas de fuego empezaban a ser comunes en los campos de batalla. Debido a eso, el grosor de los blindajes aumentó para hacer frente a unas balas todavía frágiles y poco precisas. Ahora bien: en Poniente, la pólvora aún no ha hecho acto de presencia. Con lo cual, probablemente, sus armaduras de placas seguirán estando pensadas para desviar espadazos o, en todo caso, virotes de ballesta.

'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?

No hablemos ya de las 'maximilianas' del siglo XVI o XVII, auténticos prodigios del blinblineo bélico. Aunque estas piezas sí llegaban a usarse en el frente, su uso era muchas veces puramente ceremonial: de ahí su derroche de esmaltados, sobredorados, grabados, relieves y demás. Se trata de esos modelazos que tanto gustaban de lucir papá Tywin Lannister y el añorado Joffrey Baratheon... mientras dirigían el cotarro en la retaguardia. En honor a los diseñadores de producción de Juego de tronos, debemos recordar que jamás vimos a Robb Stark o Brienne luciendo uno de estos armatostes en sus campañas.

Así pues, tras echarle un vistazo (o varios) a Jaime Lannister, y otro vistazo a su armadura, podemos decir que el arnés que nuestro chico llevaba puesto cuando el dragón le dijo "hola, guapo" es la versión fantástica de una armadura de finales del siglo XIV o principios del siglo XV, la llamada 'armadura blanca'. En condiciones normales, y contando con el peso del gambesón (jubón acolchado) que se vestía debajo, la carga de un arnés como este sumaba unos 25 kilos como máximo. Para que nos hagamos una idea, la impedimenta transportada hoy en día por un soldado estadounidense de infantería pesa alrededor de 27 kilos. 

'Juego de tronos': ¿Es posible nadar con una armadura de placas?

Así pues, la armadura de Jaime Lannister resulta mucho más liviana de lo esperable. Pero, aún así, seguirá siendo muy difícil mantenerse a flote con ella. La única esperanza para el Lannister manco es poder quitársela a tiempo, pero ¿lo conseguirá? Podemos apostar a que sí, siempre que se le pasen las neuras. Porque, como hijo de la nobleza militar que es, Jaime habrá sido entrenado desde pequeñito para moverse con agilidad, sin importar los kilos de hierro que lleve encima. Además, el peso de una armadura de combate estaba repartido minuciosamente, a fin de aliviar al máximo el lastre y darle libertad de movimientos a su usuario.

Para quitarnos las dudas, podemos ver este vídeo en el que se llevan a la práctica los ejercicios descritos por Jean Boucicault, uno de los militares más ilustres de la Francia medieval. Si dicho caballero podía, según él mismo alardeaba, subir a su caballo de un salto o incluso bailar con la armadura puesta... ¿de verdad pensamos que Jaime está cediendo al peso de su arnés? ¿O será más bien la certeza de que su vida es un desastre la que lo arrastra al fondo?

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