Las aletas de tiburón que delimitan el carril-bus en muchas avenidas de Madrid son muy delicadas y se rompen con facilidad.
En la avenida Ciudad de Barcelona, un equipo de operarios trabaja desde diez días en su reposición. El problema es que, para colocar las nuevas, hay que ocupar la calzada. De esa manera hay carril-bus, pero sin autobuses.
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