(AMPL) Marcano anima a redactar "cuanto antes" un plan de I+D+i, si es eso lo que hace falta para reabrir Altamira

Benito Madariaga compara la réplica con un "descafeinado" y apuesta por una apertura controlada
Altamira
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EP/GOBIERNO DE CANTABRIA
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El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano, ha reiterado este martes la apuesta del Gobierno cántabro por reabrir la cueva de Altamira, garantizando lo primero su "conservación", y ha animado a diseñar "cuanto antes" aquellas medidas de control o monitorización necesarias, aprovechando las oportunidades de las nuevas tecnologías.

"Si fuera necesario redactar un proyecto de I+D+i, redactémoslo cuanto antes", ha afirmado el consejero en respuesta a preguntas de los periodistas al presentar en rueda de prensa el libro 'Vida y muerte en la cueva de Altamira', obra de Benito Madariaga.

López Marcano ha dejado claro que lo primero es la "conservación" y las "garantías". Para que la Unesco "no nos ponga nunca una cruz" ni "nos coloque en la lista negra, en la lista de morosos", ha apuntado. Y "lo segundo" es ver que Altamira "abre sus puertas", para una, dos o cinco personas al día, como antes del cierre. "Eso es lo que pretendemos, que se abra, pero con garantías", ha subrayado.

Benito Madariaga comparte la postura del consejero y apuesta por una apertura controlada para grupos reducidos, con un tiempo limitado para la visita y analizando el impacto de esas entradas a la cueva. Para el historiador, contemplar la cueva original de Altamira es como un café, y la réplica como un "descafeinado", aunque reconoce que evita el deterioro de la cueva.

"Si no van a dejar que entre nadie, entonces digan cuánto tiempo va a estar cerrada. Sino, lo taponamos y dentro de cien años" llegará otro Marcelino Sanz de Sautuola que descubrirá de nuevo la cueva, ha comentado.

El consejero, por su parte, ha animado a imaginarse un museo con las puertas cerradas. "¿Para qué lo queremos?", se ha preguntado López Marcano, quien ha recalcado que en los informes científicos hay "un resquicio o una puerta abierta" a la reapertura de la cueva. En concreto, se agarra a las palabras con las que se abre uno de los párrafos: "En el caso de que se decida la reapertura...".

"A eso nos aferramos. A eso y a las nuevas tecnologías, la monitorización, los sensores...", ha señalado el consejero, quien ha recordado que eso es lo que se encargó al grupo de trabajo, decir qué hay que instalar en la cueva para poder abrirla, y está haciendo ese trabajo con "gran responsabilidad". Ese grupo de trabajo se reunirá en los próximos quince días, según ha señalado López Marcano.

El consejero cree que a todos les "gustaría" que se cumpla el objetivo de conocer la decisión sobre el futuro de Altamira antes de que termine el otoño.

López Marcano ha reiterado que el cierre es una medida "cautelar, protectora", para que la Unesco "no nos ponga una cruz", pero también es "un acicate para hacer las cosas bien, y cuanto antes", para lograr que la cueva se reabra "cuanto antes", algo que no va a ser "mañana", aunque les encantaría que "ese cuanto antes fuera lo antes posible".

Vida y muerte en altamira

El consejero ha destacado que Altamira es una "asignatura" que se estudia "a diario" en su departamento, y no la tratan "como una María", sino que se le dedican "muchas horas". Y también es la protagonista del nuevo libro editado por la Consejería, obra de Benito Madariaga, en la que el historiador muestra una nueva visión sobre las pinturas.

Desde esa visión, Madariaga constata en este libro cómo en las escenas pintadas en Altamira se pueden encontrar la vida y la muerte, porque hay animales vivos, momentos de la reproducción, escenas de parto y también animales muertos.

Así se observa en rasgos como la rigidez de la gran cierva, la posición de las pezuñas o la falta de la cabeza de algunos bisontes, que eran decapitados para sangrarlos y poder consumir su carne, detalles que escapan a otros investigadores y que él ha podido apreciar porque es veterinario.

El historiador ha destacado que las pinturas de Altamira son de un "realismo y belleza extraordinaria" y ha considerado que la cueva "sigue siendo, no sólo la cueva más emblemática de Europa, sino del mundo".

El consejero de Cultura, por su parte, ha señalado que el libro de Madariaga aporta una interpretación que enriquece otras interpretaciones de las pinturas, unas pinturas que son "un acto de comunicación", con su emisor, su código y su receptor y, como tal, "cada uno interpreta ese código en función de sus créditos estéticos, culturales y sociales".

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