La pareja acusada de traficar en el entorno de las Cortes confiesa su culpa y acepta penas que suman casi 5 años

El tercero en discordia alega que la 'coca' que llevaba era para consumirla con una decena de amigos en una fiesta "preboda"

El matrimonio compuesto por J.P.G. y P.M.G, detenido en mayo de 2009 acusado de traficar con cocaína en el entorno de las Cortes de Castilla y León, en Valladolid capital, confesó su culpabilidad y se conformó finalmente con penas que en su conjunto suman casi cinco años de cárcel, mientras que un tercer joven que fue detenido junto a ellos, B.M.M, mantuvo su inocencia y alegó que los 10,17 gramos de cocaína que le ocupó la policía se los había comprado a los anteriores con el fin de realizar un consumo compartido con otra decena de amigos en una fiesta "preboda" que tenía previsto celebrar en un bar.

Ante el reconocimiento de los hechos por parte de la pareja, el Ministerio Fiscal acordó rebajar la petición de penas, de forma que los seis años y la multa de 7.000 euros que pedía inicialmente para J.P.G. y los cuatro años y 7.000 euros que solicitaba para su esposa, P.M.G, quedaron finalmente reducidos en el primer caso a tres años y tres meses y 3.011 euros y en el segundo a un año y medio y 1.505 euros, tras aplicar al varón la atenuante de drogadicción y considerar que ella estaba al corriente de las actividades del marido y contó en ocasiones con su complicidad.

Alcanzado el acuerdo entre el fiscal y el matrimonio, que ni siquiera llegó a declarar en el juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid, los esfuerzos del letrado defensor se centraron en solicitar a la sala la suspensión de la ejecución de la condena para que J.P.G. no tenga que ingresar en prisión. A tal efecto, presentó como testigo al presidente de un club deportivo de la capital, J.T, para que éste confirmara que el procesado ha rehecho su vida y desde hace más de un año es entrenador-monitor de un equipo de alevines de entre 10 y 11 años.

En este sentido, el máximo responsable del club, en declaraciones recogidas por Europa Press, aseguró estar al corriente de los problemas de J.P.G. con la Justicia y expresó su satisfacción de poder contar con los servicios del acusado, que tiene un hijo enrolado en uno de los equipos de la sociedad. "Su comportamiento es estupendo y es muy apreciado por todos. Vi que quería empezar una nueva vida, me comprometí con él y me siento muy orgulloso de haberle dado esa oportunidad", aseveró J.T.

Consumo compartido

Por su parte, el tercer acusado, B.M.M, para quien la acusación pública solicitó tres años y multa de 308 euros—antes le pedía cuatro años y 700 euros—no se conformó con la rebaja y mantuvo su inocencia, puesto que, como así explicó, el día 22 de mayo del pasado año acudió al domicilio de sus compañeros de banquillo para hacerse con 10 gramos de cocaína que ese mismo día tenía previsto consumir con diez o doce amigos en una fiesta "preboda" que iba a celebrarse en el bar 'Monasterio', donde trabajaba de forma ocasional.

El joven declaró que él y sus amigos, consumidores de 'coca' los fines de semana, ya habían realizado anteriormente consumos compartidos de este tipo, aunque precisó que era la primera vez que se ocupaba de comprar la droga. "Habíamos quedado en el bar donde trabajo para iniciar allí la fiesta", indicó B.M.M, quien minutos después de adquirir la droga al matrimonio encausado fue detenido a la altura de la Avenida de Zamora cuando iba al volante de su vehículo.

Los policías que participaron en su detención relataron que habían establecido un dispositivo de vigilancia frente al domicilio de la pareja acusada y coincidieron al señalar que el día de los hechos, sobre las 19.00 horas del 22 de mayo del pasado año, B.M.M. llegó a bordo de su vehículo, utilizó su teléfono móvil por espacio de unos diez minutos y poco después apareció en su coche J.P.G. Ambos establecieron contacto, subieron al domicilio y efectuaron la transacción.

La detención de B.M.M. se produjo poco después cuando éste circulaba a la altura de Vallsur, momento en el que, además de la droga, los agentes le ocuparon dos móviles y dinero. Sobre la cantidad de 'coca' que llevaba, todos los policías se mostraron unánimes al indicar que era inusual para un mero consumidor.

"En todos los años que llevo de servicio en este mundo del 'menudeo' no he visto jamás a un consumidor que compre más de un gramo", aseveró uno de los funcionarios policiales, quien, al igual que sus compañeros, reconoció que ya en el mismo momento de la detención el acusado dio la misma versión que hoy sigue sosteniendo, es decir, que la droga era para consumirla con unos amigos en una fiesta o una boda.

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