Así funciona el Centro de Gestión Aeroportuaria de Aena, el 'cerebro' de Barajas

  • Son los ojos y los oídos de cuanto ocurre en Barajas.
  • Su trabajo consiste en asistir a aviones y viajeros desde que toman tierra hasta que despegan.
Varios operadores del Centro de Gestión Aeroportuaria, frente a una de las pantallas de seguimiento de incidencias.
Varios operadores del Centro de Gestión Aeroportuaria, frente a una de las pantallas de seguimiento de incidencias.
JORGE PARÍS
Varios operadores del Centro de Gestión Aeroportuaria, frente a una de las pantallas de seguimiento de incidencias.

Nada pasa desapercibido para los 440 empleados del Centro de Gestión Aeroportuaria de Aena (CGA), ubicado el las entrañas de la moderna T-4 del aeropuerto de Barajas. Desde allí, a turnos, se controla con celo cuanto ocurre en el aeródromo madrileño, que despacha, de media, 1.300 operaciones diarias (entre vuelos de salida y llegada).

"Se televigila todo", resume con contundencia Eva Rodrigo, uno de los seis ejecutivos de servicio que, en tiempo real, controlan el aeropuerto. Durante su guardia cada uno de ellos es el máximo responsable de cuanto ocurra en Barajas y la única persona del aeródromo autorizada a decretar el nivel de alarma: ya sea local, general o emergencia.

"En realidad esto es como una gran ciudad", explica Rodrigo. "Tenemos calles, edificios, restaurantes, túneles y atascos". Su trabajo es velar porque todo funcione a la perfección para que quienes se acercan a Barajas cumplan con creces el objetivo que les lleva al aeropuerto: "Tú vienes aquí a volar", afirma.

Iniciativa pionera

Lo novedoso del CGA madrileño es que no tiene réplica en Europa. El de Barajas es el único puesto de control donde están juntas físicamente las diferentes áreas: seguridad, asignación de medios, pasajeros, informática y mantenimiento e infraestructuras. Y es así desde que en febrero de 2006 se inaugurara la T-4, ahora a punto de cumplir sus primeros cinco años.

En el CGA se sabe en tiempo real si hay un carterista actuando, si se ha estropeado una cinta transportadora o si se han amotinado los pasajeros de un vuelo retrasado. Se sabe y se actúa con "rapidez y anticipación, tratando de minimizar los efectos", explica Rodrigo.

Pero a pesar de su corta vida, el CGA atesora recuerdos que hubiera preferido poder obviar. El atentado perpetrado por la banda terrorista ETA en diciembre de 2006 en el parking de la T-4 (en el que fallecieron dos personas)y el trágico accidente del vuelo 5022 de Spanair [que en agosto de 2008 se cobró la vida de 154 personas] quedarán para siempre grabados en la memoria de los operadores que ese día, desde el centro de control, tuvieron que gestionar las peores emergencias de su historia.

"No se pierden, se desvían"

"Me han perdido la maleta" es una frase habitual entre quienes suben y bajan de aviones con frecuencia. Pero para los encargados de gestionar esas incidencias, la versión es bien diferente. "Las maletas no se pierden, se desvían", matizan desde el CGA. Y pensándolo bien, va a ser cierto. El bulto que tendría que haber llegado a París lo hace a Fez. Pero llegar, llega. En estos tiempo, reconocen, las reclamaciones ya no son tanto por maletas perdidas, sino por "nieve o por la quiebra de la compañía".

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