En conclusión, los buses llegan más de tres minutos tarde en Vigo, Cáceres, Valladolid y Málaga, que se llevan un suspenso, dejando el muy deficiente para Huelva, Albacete y Ciudad Real.
Que lleguen tarde no quiere decir que vayan despacio o que renqueen, ya que la edad media de la flota es también la media de las urbes a estudio: 6,5 años. Además, según la propia concesionaria, los autobuses hacen en Vigo una media de 14 kilómetros por hora, velocidad a la que no llegan en 15 de las 32 ciudades analizadas.
Claro que para explicarse este dato hay que tener en cuenta que buena parte de los 7,13 millones recorridos por los 116 vehículos de Vitrasa 2005 son en el rural. Y ahí, es sabido, la circulación es más fluida. De hecho, según un estudio de Consumer, la velocidad media de un autobús en tramo urbano apenas supera los 5 km/h. Y eso, además, depende de si hay o no carril-bus, un bien escaso en esta ciudad: 9 kilómetros, frente a los 72 de Vitoria.
Las habrá, pero no se oyen
Las señales acústicas, un dispositivo de gran ayuda para cualquier usuario y en especial para los invidentes, son una de las taras que la OCU ha encontrado en los autobuses urbanos vigueses. Aunque Vitrasa asegura que todos los vehículos de su flota (116) incorporan el sistema Civerbeu de información de voz, los autores del informe replican, literalmente, que estas señales «están especialmente ausentes o apenas se perciben» en Vigo, Valladolid, Bilbao y San Sebastián. Así las cosas, mejor será informarse en las paradas, aunque también suspenden.
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