La llegada en los próximos meses de 50.000 toneladas de basuras más desde Castellón a una zona muy cercana a la ciudad de Alicante, levantó ayer de nuevo las voces de quienes se ven cada vez más como un vertedero de la Comunitat.
Tras las recientes polémicas y movilizaciones ciudadanas y de ecologistas en contra de traer desechos de Valencia y Castellón a las plantas de Fontcalent y El Campello, ayer fue el turno de Xixona.
Su alcalde, Ferran Verdú (PSOE), reclamó un «reparto» entre otras instalaciones y alertó de que la capacidad en su municipio es de 150.000 toneladas al año.
¿Quién lo decide?
Y una medida tan impopular no tiene dueño. El presidente de la Diputación y de los consorcios zonales que gestionan los residuos, José Joaquín Ripoll, aseguró que la decisión escapa a su competencia, porque lo decide la Conselleria de Medio Ambiente, a través de su empresa Vaersa.
No obstante, desde la Generalitat mostraron ayer su «extrañeza» por estas declaraciones de Ripoll y negaron cualquier responsabilidad en esta cuestión, que según ellos es cosa de los consorcios.
Otra de las opciones que habían barajado era llevar una parte de este volumen de basuras a Villena, aunque por ahora se ha descartado.
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