Atrincherado en el hostal

Amador de Celis se hizo esperar.
Es alcalde de Bande (Ourense, 1.600 habitantes) desde hace 23 años. Mandó llamar al barbero para que le acicalara en la habitación del hostal donde se hospeda y la noticia –«ha pedido barbero»– acalló las dudas de los concejales que discutían en el salón de plenos si finalmente comparecería. Un familiar venido de lejos gestionaba que se declarara judicialmente su «incapacidad», el virrey Baltar lo había pedido. Por su salud. ¿Física, mental?: nadie dice. De Celis es un convicto de carretaxes de impedidos. Al Ayuntamiento llegó el otro día demacrado, con escolta y andar indeciso. Saludó con las tripas a los cámaras ( «¿Qué, como Sofía Loren?»... ), su grupo le informó de qué iba el pleno, convocado por la oposición. Con su mayoría lo anularon y, antes de volver a su habitación, De Celis reiteró que no dimitirá. Un desgobierno absoluto impera en Bande y el alcalde ¿enfermo? se atrinchera en un hostal: ¿no son evidencias de un oscuro drama sureño?
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