Cruces estrechos y semáforos breves, las peores pesadillas para los peatones

  • Asociaciones de discapacitados y de viandantes critican las numerosas dificultades para moverse a pie por la capital.
  • Hacemos un repaso de los obstáculos más frecuentes: aceras sin rebajar, zonas sin pasos de peatones, motos aparcadas...
El paso de peatones del Mercado Maravillas (Bravo Murillo).
El paso de peatones del Mercado Maravillas (Bravo Murillo).
JORGE PARÍS
El paso de peatones del Mercado Maravillas (Bravo Murillo).

Pese a las numerosas peatonalizaciones realizadas por el Ayuntamiento de Madrid (Callao, Sol, Fuencarral...) lo cierto es que moverse a pie por la ciudad sigue siendo un suplicio para la mayoría de los viandantes, sobre todo si se tiene algún problema de movilidad: sillas de ruedas, niños, gente mayor... tal y como critican la asociación de peatones A Pie, la Federación de Personas con Discapacidad de Madrid (Famma) y varias cartas de lectores de 20 minutos.

Los problemas son múltiples, pero dos son los más importantes: semáforos demasiado breves, que no dan tiempo a cruzar la calle, y pasos de peatones estrechos. Pero hay más, desde bordillos que no se rebajan hasta calzadas en mal estado o motos aparcadas en zonas peatonales.

Un paseo de obstáculos

Aparcamientos de motos y bicicletas en aceras. Ocasiona muchas molestias para los invidentes. Serrano es una calle donde ocurre esto.

Pasos de cebra estrechos. Madrid presume de tener el paso de peatones más ancho de España: el de Fuencarral con Gran Vía, que se amplió tras la peatonalización. Sin embargo, hay calles con una gran afluencia de viandantes con cruces demasiado ajustados, como el situado frente al Mercado Maravillas, en Bravo Murillo.

Semáforos breves. El tiempo de paso en Madrid es "vergonzosamente corto", según Óscar Menéndez, portavoz de A Pie,. Existe una normativa de la Comunidad (Decreto 13/2007) que establece que el intervalo de las luces debe ser de un segundo cada 50 centímetros, más 3 segundos de tiempo muerto. Así, en vías de cuatro carriles, se debería superar los 34 segundos, "pero no se cumple nunca", según Menéndez. Esto es especialmente peligroso en zonas con niños pequeños. El colegio Rufino Blanco (Canal), por ejemplo, ya ha denunciado este problema en su calle, sin que se haya cambiado aún.

Espacio de paradas de coches. Frente a los pasos de peatones, el espacio donde paran los coches es muy corto (50 centímetros) y en las esquinas los coches aparcados dificultan la visibilidad. En Fuenlabrada, para evitar esto último, los chaflanes se ensanchan.

Semáforos en ámbar permanente. Provocan que los coches y motos zigzagueen con el peatón. En General Perón, entre los números 8 y 10, sucede muy a menudo.

Escasez de pasos de peatones. Ocurre en Arturo Soria, que obliga a los peatones a cruzar por las medianas.

Velocidad de las calles. Pese a que la velocidad en la ciudad está limitada a 50 kilómetros por hora, hay calles en las que se supera, como en José Abascal y Cea Bermúdez.

Zonas 20 y 30. Calles limitadas a 20 o 30 kms/hora donde en teoría los peatones tienen prioridad, pero que en la práctica no se respeta.

Aceras estrechas y en mal estado. En Tetuán, por ejemplo, hay aceras colapsadas por peatones, y con baches.

Bordillos altos. Vecinos con lesión medular en la avenida Pablo Neruda (Vallecas) critican que llevan desde 2009 protestando para que se rebajen sus aceras, "pero aún esperamos una respuesta", señala Rubén Orejuela, su portavoz.

Nuevos autobuses de la EMT. Famma ha criticado que los nuevos modelos, pese a contar con una rampa en la entrada, tienen los asientos demasiado altos para alcanzarlos.

Faltan bancos, sombras y agua

En las nuevas plazas y calles peatonalizadas (Callao, Fuencarral, las Cortes...) las protestas de los viandantes tienen un nexo común: se han planteado como zonas de paso en vez de como lugares para el peatón. Faltan bancos en los que sentarse a reposar (y los pocos que quedan son feos e incómodos, según los vecinos), fuentes de agua con las que refrescarse en verano y árboles que den sombra. Además, han provocado serios problemas de movilidad, como los escalones excesivamente altos de la plaza de las Cortes. Urbanistas y arquitectos han criticado también estas nuevas plazas por ser frías y aburridas, aparte del abuso del granito, que impide que se haga vida en la calle.

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