La Policía comenzó las investigación tras conocer que un hombre relacionado con el mundo del automóvil se dedicaba a alterar los cuentakilómetros digitales de vehículos, para lo que empleaba dispositivos electrónicos.

Como resultado, los dueños de los coches podían incrementar considerablemente el precio de venta al público, con el consiguiente perjuicio patrimonial para los compradores.

Esta manipulación no autorizada alteraba la cifra del cuentakilómetros, lo que afectaba a la garantía oficial que ofrecen las marcas y que está determinada por el tiempo en meses o el límite de kilómetros del vehículo.

Un código para cada marca

Al principal detenido se le intervinieron las máquinas electrónicas necesarias para manipular los cuadros electrónicos de los vehículos y pantallas de diagnosis. También disponía de una carpeta con las especificaciones técnicas de acceso a cada marca y modelo.