El escultor Xavier Mascaró (París, 1965) da forma a los valores esenciales de la vida, el transcurrir del tiempo y su deseo de permanencia a través de su obra, en la exposición 'Eterno retorno', que se exhibe en el IVAM hasta el próximo 6 de diciembre.

El artista, acompañado de la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, el director general de Caja Madrid, Ildefonso Sánchez, el comisario de la muestra, Rafael Sierra, ha presentado este viernes en rueda de prensa la muestra tras su paso en 2008 por los Jardines del Palais Royal de París, y recientemente por Sevilla, Málaga y Madrid.

'Eterno retorno' está integrada por 8 instalaciones escultóricas, que reúnen 58 esculturas y 8 dibujos dispuestos en dos montajes diferenciados, en la que destaca un a instalación de grandes dimensiones en el exterior del museo integrada por 9 esculturas, sus 'guardianes', figuras sentadas e iguales en su molde, pero con texturas y oxidaciones diferentes, así como su característica 'barca' en la explanada del museo.

En el hall el visitante es recibido por uno de sus 'músicos', una escultura a gran escala, alcanza los 4 metros, que sin embargo sorprende por su ligereza, mientras que en la sala cinco, con la sensación de templo se presentan 8 dibujos junto a una instalación integrada por guardianes de cuatro dimensiones diferentes y otras instalación de barcas en la planta superior. Este montaje se exhibe por primera vez en el IVAM.

Al respecto, este licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona ha explicado que este contraste de distintas intensidades le supone "una experiencia única" para "hablar con el espectador en distintos niveles".

Así, el visitante entra en contacto con su trabajo con "una obra monumental en el exterior, aún más monumental en el recibidor que produce un efecto distinto" para llegar a una sala en la que "uno se siente sobrecogido no sólo por la cantidad sino por una iluminación" atípica en un museo.

Así, detalla que está "muy encima de la fundición" de sus obras, tanto en hierro como en bronce, porque con esta técnica buscaba "la sorpresa", "ver qué sucede". Mientras en los dibujos se adivinan "muchas dudas y pocas certezas", lo que permite al público conocer su forma de pensar.

Sus esculturas de guardianes, relata Mascaró, son una metáfora de "los custodios de los valores esenciales de la vida", mientras que la barca simboliza el trayecto. "Para mí es congelar el presente, y trasformarlo en un pequeño cataclismo porque en el propio momento que se produce ya es pasado". "Esta combinación de los dos habla de la sensación pasajera de la vida, del momento presente", describe Mascaró, quien se muestra emocionado por poder contemplar su obra en Valencia, una ciudad en la que vivió desde los 7 hasta los 13 años y en la que comenzó a gestar sus fantasía de convertirse en artista.

Dramatización de la existencia

Del mismo modo, Rafael Sierra, el comisario de la muestra, patrocinada por Caja Madrid, matiza que la obra de ese "escultor del hierro" como define Carlos Saura a Mascaró, "admite muchas lecturas" en función de las "propias vivencias, bagaje y sensibilidades" de quien las observa.

Así, si la barca en la cultura occidental siempre se ha asociado al tránsito hacia la muerte en la Biblia el arca de Noé sin embargo es "sinónimo de salvación". Por su parte, en los guardianes pueden encontrarse reminiscencias de budas o de los monjes de Xian, a pesar de que su creado, que tiene su taller en Nueva York, nunca ha estado en Oriente.

En cualquier caso, recalca que este artista es "absolutamente contemporáneo" y que mediante el uso del hierro "no puede dejar de mirar al pasado para dar un paso adelante". De ahí el nombre de la exposición.

Por su parte, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, ha resaltado que todas sus obras se caracterizan por "estar trabajadas en plancha de hierro y afrontar grandes volúmenes, evocando un deseo de dramatización de la existencia". "Trabajo perfectamente ejecutado, pero aparentemente inacabado, donde el paso del tiempo modifica su aspecto a través del óxido".