Dos de los dentistas acusados de 'mala práxis' culpan de lo sucedido a la falta de limpieza dental y al tabaquismo

Dos de los tres dentistas denunciados por 'mala praxis', que causó la pérdida de varios dientes y masa ósea del maxilar a una paciente, apuntaron a la mala higiene bucal de la mujer, el tabaquismo y el hecho de que no se retirara la prótesis removible que llevaba como causas de que hubiera fracasado la colocación de implantes. Así lo declararon en el juicio celebrado este jueves en el Penal 1 de Gijón, y que tendrá su continuación el próximo día 23.

Por su parte, la paciente relató como fue vista por tres médicos distintos en la misma clínica, cuyas intervenciones, según ella, le produjeron infecciones y graves lesiones. Debido a ello, tuvo que someterse a siete intervenciones quirúrgicas en otra clínica para practicarle injerto de hueso de la cadera para poder colocar siete implantes, aunque por su edad -va a cumplir 51 años— precisaría, según el dentista que le atiende, otros dos implantes.

En total, la mujer gastó en la primera clínica 3.810 euros, mientras que en la segunda lleva invertido 12.791 euros y el presupuesto para los otros dos implantes asciende a unos 9.800 euros. Asimismo, la víctima ha reconocido que la clínica le devolvió el dinero de las intervenciones tras quejarse, aunque ha dicho desconocer que lo que firmaba era una renuncia a presentar cualquier denuncia, sino que suponía que era el justificante de haber recibido el dinero. "Lo que quería era salir corriendo", ha indicado. "Ya bastante daño me hicieron", ha añadido.

Asimismo, al contrario que lo relatado previamente por los dentistas, ha asegurado que ella fue a la clínica porque tenía un problema en un colmillo y fue allí donde le sugirieron lo de los implantes. La mujer ha relatado que le faltaban dientes de antes porque en su día no pudo pagarse los empastes y tuvo que extraerlos, mientras que lleva un puente de los dos paletos superiores debido a un accidente. El hecho de que tuvieran que quitarle este puente fijo para extraerle el colmillo y no pudieran volver a ponérselo, fue lo que motivó que aceptara extraerse seis piezas dentales y colocar en su lugar los implantes.

El primero de los dentistas que la atendió, supuestamente quien le sugirió los implantes, ha testificado que su trabajo se limitó a extraer los seis dientes, ya que posteriormente dejó la clínica al no poder conciliar la vida laboral y familiar. También ha apuntado que la mujer llegó con una pioerra importante a la clínica y que le propuso quitar las piezas porque estaban "bastante mal". Además, ha señalado que fue ella quien insistió en que la prótesis fuera fija y no removible y que tenía una salud bucal "bastante deficitaria".

En cuanto al segundo dentista, ha explicado que, tras unas pruebas, se decidió colocar cuatro y no seis implantes por las condiciones de la paciente. Según él, no había abundancia de hueso, pero sí la cantidad adecuada. Además, ha señalado que las infecciones son algo "entre comillas, normal" en estos casos, por lo que siempre se recetan antibióticos, que en este caso se dieron sin penicilina por ser alérgica, y ha añadido que siempre hay un porcentaje de fracaso en los implantes.

Pese a que este dentista dijo que se había ido de la clínica por problemas familiares, el tercero en declarar ha señalado que le dijeron que lo habían echado porque no atendía bien a los pacientes. No obstante, luego ha rectificado y ha comentado que otras personas le indicaron que era muy trabajador. No obstante, ha discrepado de su actuación al colocar microimplantes de transición y ha insinuado que estaban mal colocados los otros dos implantes. No ha quedado aclarado si había colocada una barra estabilizadora, como dice la paciente que éste dentista le informó y que ahora rectifica. Según él, se refería a microimplantes.

Durante la vista oral se ha puesto también en tela de juicio sí se le practicaron las pruebas debidas y si se le informó correctamente, algo que la víctima siempre ha negado. En este punto, ha señalado que sólo en una ocasión se le dio el consentimiento informado para que lo firmara, pero que no sabía lo que ponía, dadas sus dificultades para leer y escribir. Otra de las contradicciones ha sido la historia clínica de la paciente aportada por el centro médico, ya que ninguno de los dentistas dijo reconocer que fuera la real.

El abogado de la clínica, por su parte, ha insistido en que los dentistas eran contratados como autónomos, por lo que la tenían total independencia y responsabilidad sobre sus pacientes. También ha dudado de si la mujer no sabía lo que firmaba cuando recibió el dinero.

Por estos hechos, la Fiscalía solicita para J.C.C., de Santurce, y J.C.M.E. y A.B.G.S. de Santander, dos años de cárcel para cada uno, así como la inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, así como el pago conjunto de una indemnización a la víctima de 3.810 euros, como reintegro de la factura abonada, 12.791 euros por los tratamientos posteriores a los que tuvo que someterse y 12.000 euros por daños morales.

Relato fiscal

La mujer acudió en enero de 2001 a la clínica, que forma parte de una conocida franquicia, para realizarse una limpieza bucal y consultar de paso sobre un canino superior que presentaba dolores. Durante la revisión le propusieron extraer los dientes de la arcada superior y sustituirlos por implantes. Extracción que se realizó en diciembre de 2003 y se le colocó una prótesis removible hasta la cicatricación.

Ya en enero de 2004, otro de los imputados dudó de proceder a la colocación de implantes, por lo que realizó un escáner al ser la mandíbula superior muy delgada. Casi un año después, este mismo doctor le colocó cuatro implantes que le ocasionaron una importante infección, Incluso, dos meses después, le cayeron dos de los implantes, tras lo que le colocaron una barra estabilizadora, que le produjo una nueva infección.

Asimismo, en agosto de 2005, el tercero de los imputados le extrajo dicha barra estabilizadora, que se encontraba fuertemente agarrada al hueso, lo que le provocó una grave infección. Debido a ello, se decidió cortar un trozo de encía que conllevó una importante pérdida de hueso.

En el escrito fiscal, el Ministerio Público asegura que los doctores no llevaron a cabo los protocolos de forma rigurosa, al no respetarse los tiempos de cicatrización de las infecciones y por colocar una barra estabilizadora que no estaba indicada.

Como consecuencia, la mujer sufrió lesiones de las que tardó en curar 330 días, 150 de ellos impeditivos. Además, le quedó como secuelas la pérdida de seis piezas dentarias y también de masa ósea maxilar importante.

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