La madre del hombre en coma 20 años confía en que el Supremo haga Justicia

  • El Alto Tribunal ha celebrado una vista para estudiar la demanda de revisión por negligencia médica.
  • Un médico desmiente la versión de la clínica y asegura que el paciente no entró en coma al vomitar tras ser desentubado.
  • Juana Ortega, la madre, lleva esperando justicia 21 años y 4 meses.

Un nuevo testigo en la operación de Antonio Meño, quien se quedó en coma vigil hace 21 años por una presunta negligencia médica durante una rinoplastia, ha manifestado ante la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo que el anestesista Francisco G. M. no comprobó que el tubo que le permitía respirar durante la intervención estética estaba desconectado, lo que provocó que sufriera "una apnea transitoria que le llevó a un daño cerebral".

El Alto Tribunal ha celebrado una audiencia tras admitir, a instancias de la Fiscalía del Supremo, un recurso de revisión de sentencia firme interpuesto por el abogado de la familia. Ahora, la Sala Primera de lo Civil del Supremo deberá decidir si revoca la sentencia. La madre de Antonio ha confiado este miércoles en que el Tribunal Supremo (TS) haga Justicia.

La versión de este nuevo testigo, el Doctor Ignacio Frade, da un vuelco inesperado al caso. Frade, que en aquel momento era médico aprendiz, ha relatado que, cuando la operación estaba a punto de terminar, el chico sufrió una alteración del ritmo cardiaco. "El anestesista no estaba y se avisó a la enfermera auxiliar para que le llamara. A los minutos llegó. Le levantó los paños y comprobó que el tubo de anestesia a través del cual respiraba estaba desconectado. Dijo; ¡Dios mío, está desconectado!", ha recordado el testigo.

"No hubo ningún vómito. Jamás se salió el tubo de la tráquea. Se produjo una desconexión de la parte exterior que le unía al respirador. No se le suministró oxígeno y sufrió una apnea transitoria que le llevó a un daño cerebral", ha precisado el médico especialista.

El recurso de revisión examinado impugnaba el fallo que condenó a los padres de Meño a pagar 400.000 euros por las costas procesales, así como al embargo de su casa. Al inicio de la vista, el representante del Ministerio Fiscal se ha mostrado partidario de tomar declaración a los testigos propuestos por el abogado Luis Bertelli, que defiende a los afectados.

Meño, entonces un estudiante de 18 años que quería ser abogado, quedó en coma vigil el 3 de julio de 1989. Su familia llevó el caso a los tribunales, siendo condenado el anestesista de la Clínica Nuestra Señora de América a indemnizar a los padres con un millón de euros. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Madrid anuló la sentencia y, por tanto, la indemnización fijada. Debido a su actual estado, la víctima, de 42 años, ha presenciado los primeros minutos de la vista apostado en su cama y acompañado de sus familiares. No obstante, éstos se han visto obligados a sacarle de la Sala al interrumpir en varias ocasiones el desarrollo de la audiencia.

La versión del anestesista consiste en que Meño se atragantó tras ser operado y se le cayó el tubo de la anestesia de la tráquea, lo que provocó el vómito. Un testimonio que se desmontó el pasado febrero tras la aparición de un nuevo testigo: un médico aprendiz -el Doctor Frade-, recién licenciado de Medicina, que ese día presenció la operación como mero observador.

Nueva versión de los hechos

Durante veinte años, el Doctor Ignacio Frade tuvo el convencimiento de que el cirujano Miguel Ballester, su mentor ya fallecido, había sido absuelto, y el anestesista condenado, algo que este mismo siempre le había comentado. Pero el pasado febrero, se topó con la familia del afectado en la Plaza de Jacinto Benavente, donde acamparon durante cerca de 500 días pidiendo Justicia.

Juana, la madre de la víctima, le comentó que jamás habían sido indemnizados y que, incluso, estaban en la calle al haber una orden de embargo de su vivienda. "Me partió el corazón y me motivó a decir la verdad, lo que pasó. Es espeluznante que en pleno siglo XXI ocurran estas cosas. No estamos en Africa, estamos en España", ha espetado el médico, a escasos metros de Juana, emocionada ante su relato.

Por su parte, el anestesista ha asegurado que no tiene conocimiento de que en la sala de quirófano hubiera ningún aprendiz y que durante la operación no se desconectó el tubo. A preguntas sobre si se encontraba en dos intervenciones al mismo tiempo, ha respondido que "nunca" se hace eso durante una operación.

Asimismo, ha comparecido una mujer que estuvo presente el día de los hechos en el centro hospitalario. La testigo ha relatado que ese mismo día operaron a su hijo y cuando estaba en la sala de espera observó un revuelo. "Decían: ¡se han cargado a un chico!. Uno de 18 años como un castillo que ha entrado a pie y por culpa de la anestesia se lo han cargado", ha narrado. Antes de que se iniciara la vista, la madre de la víctima ha asegurado que en el procedimiento ha habido "muchas mentiras, y muchos cobardes". "Mi hijo entró sano en el quirófano y me lo devolvieron así", ha manifestado Juana.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento