Un total de veinticuatro menores se han quedado huérfanos en lo que va de año en nuestro país por culpa de la violencia de género y otros cuatro han sido asesinados junto a sus madres.

Estos datos los ha aportado este lunes en Toledo el Delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, durante la conferencia que ha pronunciado con motivo del III Curso Regional de Formación en Violencia de Género, donde ha recordado que son 800.000 los menores que en España están expuestos a la violencia de género.

Aunque ha reconocido lo "dramático" y la gravedad de las muertes de mujeres a manos de sus parejas, considera que se debe mantener una actitud positiva. En este sentido se ha referido a que en los cinco años que lleva en vigor la Ley Integral contra la Violencia de Género las muertes de mujeres se ha reducido un 8%, aunque el número de víctimas mortales este año, 58, ya superen el total de todo el 2009.

A este respecto ha dicho que los fallos no se deben buscar tanto en la aplicación de la ley como en incidir en la educación, en los valores y en las referencias que utilizan los hombres para ejercer la violencia, pues, "en cinco años no se va a cambiar lo que se ha construido durante siglos". "Aun dentro del drama que supone el número de mujeres asesinadas, tenemos que seguir trabajando porque estamos convencidos de que se puede acabar con la violencia de género", ha dicho Lorente.

En ese sentido, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba ha admitido que este año está siendo "malo" por el aumento de asesinatos por violencia de género -33 mujeres están en máximo riesgo, vigiladas 24 horas-, pero cree que ese dato"no puede esconder" el esfuerzo "gigantesco" que se hace en esta materia.

Sobre la incidencia que la violencia de los hombres hacia la mujer tiene en los menores, Lorente ha dicho que en el 40% de los casos el hombre que maltrata a su pareja también utiliza la violencia con los hijos. Además, de los 800.000 menores que están expuestos a la violencia de género, 200.000 estaban en una situación de tal gravedad que se han tenido que adoptar medidas de protección hacia su madre.

Las consecuencias que tiene entre los menores la exposición a la violencia se traducen en alteraciones psicológicas, trastornos de conducta, mayor consumo de sustancias tóxicas, riesgo de sufrir depresión, alcoholismo, y más proclives a ejercer la violencia contra las mujeres en el futuro.