La Generalitat cede la antigua fábrica de La Chartreuse en Tarragona para la Escuela Oficial de Idiomas

La Generalitat ha dado luz verde a que el Ayuntamiento de Tarragona se haga cargo de las tareas de rehabilitación de la antigua fábrica de la Chartreuse, propiedad del Govern, para que se convierta en la nueva sede de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI), unos trabajos que costarán 7,9 millones de euros.

La Generalitat ha dado luz verde a que el Ayuntamiento de Tarragona se haga cargo de las tareas de rehabilitación de la antigua fábrica de la Chartreuse, propiedad del Govern, para que se convierta en la nueva sede de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI), unos trabajos que costarán 7,9 millones de euros.

La cesión de los derechos de superficie por parte del Govern permitirá que el Ayuntamiento financie las obras de rehabilitación y que la Generalitat le devuelva la suma con intereses en un periodo de 30 años.

El delegado de la Generalitat en el Camp de Tarragona, Xavier Sabaté, ha agradecido el esfuerzo de los trabajadores de la EOI, "que han tenido que trabajar en condiciones inadecuadas" en la sede actual de la Rambla Nova. Además, Sabaté ha explicado que con esta intervención se resolverán los problemas endémicos del edificio abandonado.

Actualmente, la EOI de Tarragona tiene matriculados 3.360 alumnos e imparte estudios de inglés (el 50% de matriculados lo son de esta lengua), alemán, árabe, francés, catalán, español para extranjeros y ruso.

Además de una profunda rehabilitación del bloque principal que incluye la conservación de elementos patrimoniales protegidos, el proyecto también incluye el acondicionamiento del edificio de los alambiques, los talleres y bodegas y el patio de la fábrica.

La historia del inmueble cedido se remonta al 1857, cuando se inauguró la antigua Fabril Tarraconense, que fabricaba textil de hilados y tejidos y que estuvo en funcionamiento hasta 1869.

En 1882, los Cartujos compraron la Fabril Tarraconense, ya reconvertida en destilería de alcohol, y realizaron obras de ampliación. Con posterioridad un incendio destruyó buena parte de las edificaciones y los arquitectos Pau Monguió y José M. Pujol de Barberà se ocuparon de la reconstrucción. En 1902 los padres Cartujos ocuparon de nuevo la fábrica, que se fue ampliando en función de sus necesidades a lo largo del tiempo.

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