Permisos carcelarios a 8 maltratadores con riesgo de reincidencia

Otorgados por un mismo juez. Los presos están condenados por pegar y violar a mujeres y niños, y no se han enmendado.
El juez Fidel Jesús Río Pardo, del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 de Galicia, ha otorgado permisos carcelarios en 2005 a ocho maltratadores recluidos en la cárcel de Pereiro de Aguiar (Ourense) desoyendo los informes negativos de la Junta de Tratamiento que evaluó a  los reclusos. Así lo denunció ayer el colectivo vigués Alecrín, que investigó los casos.

Los presos, condenados por pegar y abusar sexualmente de sus parejas y algunos también de menores, no han mostrado arrepentimiento por su delito ni aceptaron recibir tratamiento. Además, continúan amenazando y acosando a sus víctimas, según los informes que maneja Alecrín.

«Un peligro social»

La presidenta de la asociación, Ana Míguez, subrayó que permitir la salida de estos reclusos supone «un peligro social», sobre todo cuando en algunas ocasiones los presos disfrutaron del permiso carcelario en el mismo lugar en el que cometieron los delitos.

Por todo ello, piden una investigación al fiscal jefe de Galicia y al Valedor do Pobo.

«Mañana nos llevaremos las manos a la cabeza porque estos hombres vuelvan a delinquir, y no hay por qué exponerse a esto», dijo Míguez.

Las opiniones de la Junta de Tratamiento, en la que están presentes tres psicólogos y la dirección del centro penitenciario, deberían ser vinculantes, recordó Alecrín. El fiscal apoyó siempre los informes, pero no recurrió los autos que concedieron los permisos.

«Estos permisos son un claro posicionamiento a favor de los agresores y en contra de sus víctimas», considera la agrupación viguesa.

2.496 violaciones a sus hijas

Uno de los presos de Pereiro de Aguiar que disfrutó de estos permisos carcelarios en 2005 es un hombre condenado a 17 años de reclusión por cada una de las 2.496 ocasiones en las que violó a sus tres hijas. La Junta de Tratamiento rechazó de forma unánime la concesión de un permiso, y, sin embargo, lo obtuvo. Y lo disfrutó en el mismo lugar en el que se produjeron los hechos por los que está condenado. Otro de los internos de la prisión ourensana, condenado por maltratar a su pareja y con antecedentes de agresión sexual, obtuvo permisos pese a que el informe explicita un «muy elevado riesgo de reincidencia», con «amenazas de muerte a su esposa; no ceja en su actitud pese a mudarse la víctima a una provincia lejana».

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