La prohibición de fumar llena la calle de colillas

La ley del tabaco saca a los trabajadores a fumar fuera de las oficinas, pero Sadeco no toma, de momento, medidas de limpieza extraordinarias.
Las colillas se han multiplicado en las puertas de los centros de trabajo por la ley del tabaco.
Las colillas se han multiplicado en las puertas de los centros de trabajo por la ley del tabaco.
Juan Carlos Molina
Las colillas se han multiplicado en las puertas de los centros de trabajo por la ley del tabaco.

Opción A: saltarse a la torera la prohibición de fumar en el lugar de trabajo o estudios y buscar un rinconcito en el baño para echarse un pitillo. Opción B: ser respetuoso con las normas y matar el mono en la puerta.Los que eligen todos los días la opción B, cuando ya han terminado con su vicio de ocho centímetros, tienen otro problema: ¿qué hacer con los tres centímetros que sobran? ¿Qué hacer con la colilla? Si uno se fija en las entradas de edificios públicos y oficinas, la boquilla amarilla suele terminar siempre en la acera.

Ceniceros de bolsillo

Jesús Diz, el director del departamento de servicios operativos de Sadeco, dice que «no hay posibilidad de medir» la incidencia de la nueva norma en la basura que se genera todos los días en la ciudad. Que no se puede contar. Pero si es por contar, se cuenta. En la puerta del Ayuntamiento de Córdoba ayer había más de 50 colillas; en la de la Audiencia Provincial, 65; en la de la Subdelegación del Gobierno, 25; en la de la Facultad de Derecho, otras 50; en la de Ciencias del Trabajo, 25…

El Consistorio de Bilbao, por ejemplo, ha decidido repartir ceniceros de mano (parecidos a los que repartió la Junta este verano en las playas andaluzas) para que los trabajadores del grupo B también cumplan con las ordenanzas que prohíben ensuciar las calles.

De momento, según explica Diz, en Córdoba no se ha preparado ningún plan para terminar con el felpudo amarillo que da la bienvenida en los centros de trabajo e instituciones.

Si aquí hay colillas...

Una visual rápida en la puerta de la Facultad de Derecho es suficiente para afirmar que los futuros abogados fuman... y bastante. A pesar de estar prohibido fumar en todo el recinto, incluida la cafetería, los pasillos están salpicados de colillas apagadas con urgencia y algunas de ellas se hallan, sospechosamente, en los cuartos de baño. Mucho más recatados en el fumar se muestran los estudiantes de la Facultad de Ciencias del Trabajo. La cafetería, libre de humos; y los pasillos, limpios de colillas. Eso sí, los alumnos fumadores salen a echar una caladita a los pies de la Torre Malmuerta, dejando una alfombra de colillas a los pies del monumento.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento