La Carrera de la Ciencia, más conocida como la del CSIC, celebra treinta ediciones

  • La Carrera Internacional de la Ciencia celebra este domingo su trigésima edición en el distrito de Salamanca.
  • Deportivamente mandan los corredores africanos.
  • "Contamos con apoyo logístico de parte del CSIC, pero nada de partidas presupuestarias", asegura un organizador de la carrera.

Que no se asuste el lector pensando en una marabunta de científicos de estética Einstein y batas al viento tomando la calle Serrano al grito, en plan Descartes, de “corro luego existo”. La Carrera Internacional de la Ciencia, la Carrera del CSIC de toda la vida, la que este domingo celebra su trigésima edición, es todo un acontecimiento del otoño deportivo madrileño. Treinta ediciones consagran tal pedigrí. Vallecas tiene su San Silvestre. El Distrito de Salamanca, desde 1989, el CSIC.

“Tenemos mucho nombre -admite Carlos Cisneros, organizador de una carrera por la que su padre, Francisco, el creador, sigue dándolo todo-, pero es sólo eso. Existe la creencia de que dependemos del CSIC y que tenemos mucho dinero. Qué va. Contamos con apoyo logístico de su parte, pero nada de partidas presupuestarias. Para sacar la carrera adelante nos buscamos la vida”. El sino del atletismo popular.

Todo comenzó en 1979, en la Casa de Campo de un Madrid abierto a nuevas experiencias. Un centenar de corredores, empleados, o familiares, del CSIC, tomaron parte en una competición interna de esta institución en cuyo final cada corredor recibía un lote de libros. Desde 1980, la prueba saltó los muros del CSIC y comenzó a generar bromas con su parecido razonable, el CESID. La carrera de los espías, decían. Pese a su suspensión en 1982 y 1983, el crecimiento fue constante. Los dos espaldarazos definitivos llegaron en 1989, con la mudanza a la calle Serrano, y en 1996, con la instauración de un circuito de 10 kilómetros.

Deportivamente mandan los corredores africanos y no resulta raro ver cómo algún personal training, el barrio da para estas cosas, acude a inscribir a su pupilo. También hay científicos que toman la salida en la carrera favorita de Dani Martín, la voz del Canto del loco. Como Ginés Morata, una eminencia en Biología Molecular, Príncipe de Asturias junto a Peter Lawrence (2007) y posible Nóbel. Como Ricardo García, un icono mundial de la Nanotecnología. O como Natalia Azpiazu, investigadora y ex campeona de España de 1.500 m. Y sí: corro, luego existo.

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