Nunca me ha gustado la separación rígida entre letras y ciencias, y para enseñar creo que es muy necesario conjugarlas. En humanidades se estudia gestión del patrimonio cultural, y me interesaba para complementar mis conocimientos de carácter técnico. Para la docencia es una formación completa y equilibrada.

¿Qué diferencias encuentra entre las dos carreras?

Son asignaturas muy distintas en los dos lados. Pero un teorema tiene más rigidez académica que un comentario de texto colectivo de historia contemporánea.

Has sido profesor y alumno.

Durante tres años me he sentado por la mañana en un pupitre y por la tarde me he subido a una tarima. Me he acercado al alumno y he observado a los profesores.

¿Qué lección se lleva a casa de su paso por el pupitre?

La humildad como virtud académica fundamental. Hay que acercarse al alumno y compaginarlo con una mirada docente. Sobre todo para enriquecerse.

¿Cree que esta universidad  exprime bien el talento que tiene dentro?

Está en ascenso, no sólo yo he obtenido el Premio Nacional, hubo ocho alumnos más. Tiene profesorado y alumnado con ilusión, sólo que en vez de una tradición de siglos, tiene tradición de años. Pero creo que poco a poco va a ir adquiriendo el prestigio que merece.

BIO

Tiene 41 años. Es profesor en la Escuela de Arquitectura Técnica y Premio Nacional de Fin de Carrera por mejor expediente en humanidades.