[Crónica Venecia 2012]: El árbol del amor murió y floreció

Terrence Malick repite la fórmula de ‘El árbol de la vida’ en la fallida ‘To the Wonder’ y Susanne Bier le da una lección de corazón en ‘Love Is All You Need’. Por ANDREA G. BERMEJO
[Crónica Venecia 2012]: El árbol del amor murió y floreció
[Crónica Venecia 2012]: El árbol del amor murió y floreció
[Crónica Venecia 2012]: El árbol del amor murió y floreció

Malick tenía un árbol. Uno hermoso, florido, repleto de vida. Era tan bello este árbol que contaba historias de cuando aún no recordábamos. Era profundo, fulminante, casi sagrado. Pero aquel árbol ha muerto. Hoy hemos visto caer sus hojas. Una a una. Sin piedad. Ah, naturaleza cruel.

Superada la audacia de hablarnos del origen de la vida, Terrence Malick quería hablarnos del amor. Y debió de pensar que si El árbol de la vida había gustado tanto en Cannes, lo suyo era repetir la fórmula, fotograma a fotograma, en To the Wonder. Y por nosotros no hubiése habido ningún problema si el resultado hubiese sido el mismo, esa obra más grande que el cine y que la vida. Pero no ha sido así. En su última película están todas las señas de identidad del eremita director de joyas como Malas tierras: está su luz cautivadora y celestial, sus cortinas ondeantes y sus cabellos al viento. Suena el frufrú de los trigales y las notas inspiradas de Hanan Townshend, las palabras mágicas que también escuchamos en El árbol de la vida. En To the Wonder está todo y, sin embargo, nada funciona.

[Crónica Venecia 2012]: El árbol del amor murió y floreció

Los actores -Rachel Mcadams y Ben Affleck, hay momentos en los que Olga Kurylenko se salva- están perdidos entre tanta metáfora, superados por la gravedad de El árbol de la vida, posan y no actúan, no sienten sino que ponen caras de intensos. Es imposible creérselos o pensar que sienten algo de la historia que protagonizan, que sufren por amor o que brillan de alegría. Parece que actúan como se supone que deberían actuar los protagonistas de un filme de Malick: con cara de preocupación y mirando al infinito. Javier Bardem, que ha levantado la risa de la prensa internacional al aparecer disfrazado de cura, también cae en esta gravedad impostada, aunque quizás se deba a que su personaje, como todos los demás, como las bellísimas imágenes de anuncio de perfume caro con las que nos bombardea el director de Días del cielo, están vacías como caramelos huecos, no parecen aludir a nada. To the Wonder pretende ser un poema pero se le olvida incluir la poesía. Habla de amor, ¿pero qué es lo que dice? Ni siquiera habla de piel a piel, ni crispa las emociones como hacía El árbol de la vida. Es triste viniendo de un artista. Como un árbol sin hojas.

La ganadora de un Oscar Susanne Bier también tenía un árbol. Un limonero. Más bien tenía toda una plantación. Su último filme, Love Is All You Need, también en competición en la Sección Oficial de la Mostra, es una comedia romántica al uso –usísimo-, puramente hollywoodiana y convencional. En ella, la danesa recurre al típico enredo matrimonial que tan rentable le salió a Mamma Mia! para contarnos una historia de amor de las de toda la vida. No se trata sólo de la química espectacular entre Pierce Brosnan y Trine Dyrholm, ni de que sea la primera comedia que nos hace reír en Venecia, es más bien una cuestión de sinceridad y honestidad. Es la película que es y no pretende ser otra cosa. Su naturalidad y su autenticidad nos devuelven la fe en el amor. Su hoja es caduca pero es un árbol que siempre renace.

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