
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, extendió hasta el próximo viernes el estado de excepción, que decretó por cinco días el pasado jueves, durante la rebelión de policías, a petición de la Asamblea Nacional, que se encuentra militarizada.
Mediante un decreto ejecutivo, Correa decidió este martes "renovar el estado de excepción en todo el territorio nacional, en razón de que algunos integrantes de la Policía Nacional en la sede de la Asamblea Nacional produjeron actos bochornosos (...) con el fin de impedir el normal desenvolvimiento de las actividades en esa función del Estado".
El decreto recoge que la actitud de los policías en el órgano parlamentario "podría generar una grave conmoción interna", por lo que se "ratifica la movilización nacional y militar de las Fuerzas Armadas, para garantizar la soberanía nacional, el orden interno en toda la República".
También ordena la acción militar para que "la Asamblea Nacional pueda ejercer a plenitud sus atribuciones y facultades constitucionales y legales".
Plan de contingencia
La medida obliga al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas a ejecutar "un plan de contingencia, con la finalidad de que sus efectivos intervengan en la situación producida para garantizar que la Asamblea Nacional pueda ejercer, a plenitud", su gestión.
Horas antes, la presidenta encargada de la Asamblea, la oficialista Irina Cabezas, comunicó a sus colegas legisladores, a través de un escueto comunicado, que suspendía la sesión del pleno prevista para este martes por la falta de garantías de seguridad en la sede parlamentaria.
De momento, personal del Ejército se encuentra en la Asamblea, aunque fuentes legislativas confirmaron que la situación está en calma.
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