Se sufre, pero se aprende: 10 batacazos de taquilla que nos enseñaron algo

A veces, el hecho de que un filme se hunda en la miseria recaudatoria puede tener sus ventajas. Sin ir más lejos, que la industria de Hollywood tome nota de sus errores. Por YAGO GARCÍA
Se sufre, pero se aprende: 10 batacazos de taquilla que nos enseñaron algo
Se sufre, pero se aprende: 10 batacazos de taquilla que nos enseñaron algo
Se sufre, pero se aprende: 10 batacazos de taquilla que nos enseñaron algo

Lo hemos dicho otras veces en esta misma web, y nos reafirmamos en ello: los cinéfilos de aquí con amor por la producción de Hollywood (que ya son ganas) debemos resignarnos al hecho de que somos periferia. Es decir, que por mucho que una película se gane un puesto alto en la taquilla española, sus resultados en Estados Unidos son los que cortan el bacalao para los ejecutivos de los grandes estudios. Aun así, cuando una película se proyecta con la intención de recaudar cifras astronómicas, el hecho de que sus resultados en Europa sean modestos hace pupa. Y si dicho batacazo se extiende a los cines de EE UU, el mensaje recibido por quienes mandan es inequívoco: "Aquí estamos haciendo algo mal".

Este año no ha sido una excepción: aunque las cifras de El caballero oscuro: La leyenda renace (749 millones de euros), Los Vengadores (1.186 millones de euros) y Los juegos del hambre (544 millones de euros) garanticen, por sí solas, un buen ejercicio para las majors, también hemos asistido a fallutos tan tremendos como el de John Carter y El enigma del cuervo. Películas con saldos financieros tirando a bajos o que, como en el caso del filme de John Cusack, aún no han amortizado su inversión. Más allá de la rechifla sobre la baja calidad de estos trabajos, o de preguntarnos por qué se han estrellado teniéndolo todo a su favor, cabe sacar otra lectura del asunto: a veces, los batacazos en taquilla hacen que la industria aprenda de sus errores.

Mientras la prensa anglosajona se pregunta si Battleship, con sus magros 51 millones recaudados en EE UU, significará el final de las películas sobre juegos de mesa, nosotros recordamos casos en los que una moda estúpida, o un director inaguantable, fueron puestos en su lugar gracias a los números rojos.

La isla de las cabezas cortadas (1995)

Presupuesto: 110 millones de euros (ajustados)

Recaudación internacional acumulada: 20,8 millones de euros

Atención, porque comenzamos con un ejemplo de altura. Nada menos que el mayor fracaso de taquilla de la historia según el libro Guinness. Este intento de resucitar las películas de piratas se llevó por delante las carreras del director Renny Harlin, de Matthew Modine, de Geena Davis y de la productora Carolco, la cual no recordó que Roman Polanski se había llevado una experiencia similar con su Piratas en 1986.

La lección: Si quieres recuperar viejas modas, no basta con darles un baño de presupuesto: también necesitas inyectarles ideas nuevas. Justo lo que logró, ocho años más tarde, Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra.

Horizontes perdidos (1973)

Presupuesto: 46 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 11,6 millones de euros

Lector, ¿nunca has podido soportar Sonrisas y lágrimas? Pues aquí tienes otra razón para tenerle tirria: esta película, apodada "Inversiones perdidas" por razones obvias, fue el último intento por parte de un gran estudio de replicar el éxito de Julie Andrews y compañía con un musical al estilo del viejo Broadway.

La lección: La primera, y más obvia, es que remakear un filme de Frank Capra añadiéndole canciones no se le ocurre ni al que asó la manteca. Por otra parte, el batacazo probó que el género musical estaba quedándose anquilosado, abriendo el camino a filmes como The Rocky Horror Picture Show o Grease, y a melodías más acordes con los tiempos.

Marte necesita madres (2011)

Presupuesto: 119 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 31 millones de euros

Primero llegó Polar Express, y dijimos que bueno, tenía un pase. Después, indultamos a Beowulf por las curvas de Angelina Jolie y el guión de Neil Gaiman (bueno, por esto último puede que no tanto). Y Cuento de Navidad cuadró cuentas por el atractivo taquillero de Jim Carrey. Pero, llegado el año pasado, Robert Zemeckis se encontró con que, a lo mejor, sus películas motion capture no nos interesaban tanto como él creía.

La lección: Parece que Zemeckis ha acabado un poco harto de la captura de movimiento, como prueba el hecho de que Flight (su nuevo proyecto con Denzel Washington) sea un regreso al rodaje convencional. Por lo demás, aquí Hollywood aprendió por las bravas que, salvo que James Cameron, Peter Jackson o Steven Spielberg anden en el ajo, el motion capture no justifica por sí solo la calidad de una película. Si Andy Serkis tiene un papel, pues a lo mejor...

Krull (1983)

Presupuesto: 85,9 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 27 millones de euros

Actores casi desconocidos, un presupuesto ajustado destinado casi en su totalidad a los efectos especiales, y un argumento que se atiene al libro de estilo del relato épico. Estos son los mimbres con los que George Lucas y Star Wars alcanzaron un éxito clamoroso... Y con los cuales esta producción, lanzada casi a la vez que El retorno del Jedi, mordió el polvo.

La lección: Parece mentira que, a aquellas alturas, todavía hubiese que repetirlo, pero Krull sirvió para que los estudios tomasen nota de que la saga de 'Tío George' es un fenómeno irrepetible. No intentes replicarlo en casa.

Campo de batalla: La Tierra (2000)

Presupuesto: 72 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 29 millones de euros

Dos horas. Dos larguísimas horas encerrados en una sala de cine con John Travolta, los dogmas de la Iglesia de la Cienciología y, para acabar de arreglarlo, con el pelo de John Travolta, ese que tanto se parecía a una manada de ratas muertas. Cómo pudimos sobrevivir es algo que aún nos maravilla.

La lección: Cuatro años después de Independence Day, y mientras La amenaza fantasma arrasaba en taquilla, Campo de batalla: La Tierra volvió a probar que las invasiones extraterrestres son algo que conviene dejar en manos de profesionales. Y que los estudios hacen bien en atar en corto a las estrellas con ideas de bombero, también.

Rollerball (2002)

Presupuesto: 67 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 23 millones de euros

Los productores de este remake olvidaron algo muy importante al ponerlo en marcha: el filme original, protagonizado por James Caan en 1975, ha quedado como un clásico de culto porque es cutre, pero tiene gracia. Replicar la película con un gran presupuesto fue como encargarle a Amenábar una nueva versión de Los bingueros.

La lección: El clamoroso (fíjate en las cifras) fracaso de Rollerball no sirvió para que los estudios se lo pensaran dos veces a la hora de encargar remakes, pero sí para que se molestaran en sacarles algo de punta, incorporando conceptos como el del reboot que por entonces eran impensables.

Final Fantasy: La fuerza interior (2001)

Presupuesto: 134 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 83 millones de euros

Los aficionados a los videojuegos admiten que, pese a su calidad técnica y a la diversión que ofrecen, los programas de la saga Final Fantasy suelen pecar de argumentos a los que, por decirlo suavemente, se les va mucho la pinza. Esta película padeció exactamente de ese mismo defecto, y por ello se estampó en taquilla.

La lección: Duele decirlo, pero aunque las adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla suelan dejar muchísimo que desear, ponerlas en mano de los creadores de esos mismos juegos (en este caso, Hironobu Sakaguchi) acaba resultando todavía peor. Por otra parte, el empeño de los autores de Final Fantasy por obtener una animación digital lo más realista posible acabó dándole yuyu al público: algo podrían haber aprendido de Pixar...

Nine (2009)

Presupuesto: 64 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 43 millones de euros

Por Daniel Day Lewis, en CINEMANÍA sentimos auténtica veneración. Y por Penélope Cruz, ni te contamos. Lo cual no es óbice para reconocer que esta versión de un exitoso musical de Broadway (protagonizado, sobre las tablas, por Antonio Banderas), que adaptó la gran 8 1/2 de Fellini, se las apañaba muy mal para convencernos de que nos hiciésemos italianos.

La lección: ¿Por qué será que, tras el fracaso de Nine en taquilla, los musicales a todo lujo y de inspiración burlesque, en la estela de Moulin Rouge y Chicago, desaparecieron por completo de la cartelera? No es por ser malpensados, pero algo tuvo que ver.

Presupuesto: 159 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 174 millones de euros

Sí, lo sabemos. La película de superhéroes más criticada del año pasado no llegó a perder dinero, sino que recuperó su inversión (por un pelo, y gracias a la taquilla internacional). Lo cual no quita que sus consecuencias sobre el género, y sobre las excursiones cinematográficas de DC Comics en particular, vayan camino de ser drásticas.

La lección: Para hacer una buena película a partir de un cómic, no basta con coger por banda a un actor de moda (pobre, pobre Ryan Reynolds), embutirle en unas mallas y confiar en que los efectos especiales y un director mercenario hagan el resto. DC y Warner parecen haber aprendido de sus errores: ahí les tenemos, tentando a cineastas de relumbrón para dirigir La Liga de la Justicia...

En el nombre del rey (2008)

Presupuesto: 55 millones de euros

Recaudación internacional acumulada: 10,3 millones de euros

Juramos que las cifras de arriba son reales, no el producto de una imaginación delirante: esta versión fílmica del videojuego Dungeon Siege, con Jason Statham de sufrido protagonista, generó unos apabullantes 45 millones de euros en pérdidas.

La lección: Lo antedicho se aclara bastante si avisamos que el director de este engendro fueÜwe Boll. Exacto, ese director alemán que perpetra flops a caso hecho para que el sistema fiscal de su país cubra sus pérdidas. Así pues, la lección de En el nombre del rey debería ser que producirle una película Üwe Boll es un crimen contra el séptimo arte... Pero nos tememos que ha caído en saco roto, porque el teutón dirigió una secuela (In The Name Of The King 2: Two Worlds) el año pasado.

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